La vela del guitarrista Álvaro Vargas, de la agrupación Los Vargas Brothers, se desarrolló entre una gran participación de familiares, amigos y músicos que llegaron a darle un último adiós.
La actividad se realizó en el Anfiteatro del Centro Nacional de la Cultura (Cenac). El cuerpo del artista llegó a las 4 p. m., a partir de ese momento, un centenar de asistentes hicieron fila para acercarse al féretro.
Alexandra Vargas, una de las hijas de Álvaro, se mostró satisfecha de ver la respuesta de familiares y colegas de su padre.
Para ella, uno de los últimos y especiales recuerdos junto a su progenitor fue acompañarlo, la semana anterior, a la proyección del documental Los Vargas Bro-thers , en el que vio sonreír de satisfacción al guitarrista.
“Fue un orgullo para mi padre. Estaba logrando (con el documental y el concierto) lo que quería, que era el reconocimiento a la labor del grupo”, aseguró la hija.
Los amigos de Álvaro abundaron; todos lo recordaron con gran cariño. Ese fue el caso de Francisco Gómez, quien lo conoció desde 1974; desde aquella época lo recuerda como una persona que destacaba por su compañerismo.
Dondequiera que se viera, estaba un Vargas: primos, hijos, sobrinos. Camisetas con el estampado “Leyenda Viva: Los Vargas Brothers” era su distintivo.
Otro de los que llegó a darle esa despedida de colegas fue Sergio Morales, mejor conocido como Fli. Este limonense de 62 años comentó que para él fue todo un acontecimiento cuando lo conoció, en la década de 1970.
“Nosotros estábamos casi aislados en Limón, veníamos en el tren de las 6 a. m. para poder tocar. Yo estaba con los Rangers Boys, nos vimos muchas veces”, recordó Fli.
Para Miguel Aguilar, arreglista y abogado, el mayor legado de Álvaro y sus hermanos es mantener vivo el sonido de los años 70; como se escuchaban en esos años, se escuchan hoy. Además, coincidieron ambos, Álvaro tuvo la habilidad de tocar cualquier canción que le pidieran.