Ha vestido traje de charro para cantar grandes éxitos de la música mariachi mexicana; se puso saco y corbatín para interpretar las baladas latinoamericanas más románticas. No dudó en pintarse los ojos de color negro para, según él, cantar heavy metal con una banda que no pasó de un ser. Ahora, vuelve a las raíces que lo hicieron famoso: cantarle al amor, pero con un sonido más pop.
Cristian Castro es toda una caja de sorpresas, hace lo que le da la gana y, aún así, tiene la oportunidad de regresar a lo romántico con un nuevo disco, un buen disco.
Trate de borrar de su mente el Cristian de los últimos años y escuche su nuevo álbum con objetividad. Elimine de sus recuerdos aquellas fotos en las cuales el mexicano, hijo de una relación amorosa (inexplicable, tal vez) entre la actriz Verónica Castro y el comediante Manuel El loco Valdés, salió vestido de mujer (una rarísima mujer) o cuando posó en hilo luego de recibir un masaje.
Si lo logra, trate de volver a imaginarlo serio, interpretando grandes canciones y con su voz impecable, como cuando cantaba en honor a José José o cuando hizo famosas piezas como Vuélveme a querer , No podrás o No hace falta .
Dicen... es el título de esta producción, un disco que marca el regreso a los estudios del artista que comenzó su carrera siendo apenas un niño, gracias al talento que demostró desde muy pequeño y que su madre supo explotar.
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Aunque su vida personal ha protagonizado escandalosos titulares en la prensa rosa, con historias como su separación de Valeria Liberman; una acusación de paternidad irresponsable o el haber mostrado sus nalgas en la alfombra roja de unos premios, parece que a Cristian nada le afecta cuando se para frente a un micrófono a sacar sus dotes de cantante.
Regreso. Este, el número 16 de su trayectoria, es un álbum que marca su retorno tras más de siete años de silencio artístico. Sin embargo, parece que el tiempo no ha pasado y el Cristian Castro que suena en Dicen... rememora mucho al de sus inicios como profesional.
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Aunque no es autor, su trabajo como intérprete lo toma tan a pecho que buscó para este lanzamiento la participación de letristas importantes y también de nuevos talentos. Las canciones son obras de Diego Verdaguer, Raúl Ornelas, Lalo Murguía, Mauricio Arriaga, Bruno Danza y el gran Jorge Macías; así como de los jóvenes Pablo Preciado, Yotuel, Cecy Leos, Alan Saucedo y Mariana Vega.
“Elegir las canciones fue lo más difícil. En cada una de ellas debía de haber algo muy personal, que fuera acorde a mi estilo”, un estilo que el propio Castro define como balada formal, clásica, con mucho contenido sentimental; que contenga una frustración siempre sembrada, una esperanza, una súplica y un llanto, según se informó en un comunicado de prensa de la disquera Sony.
En la exploración de este disco, Cristian prueba una vez más por qué es uno de los favoritos de la música latina, algo que confirmaron los números positivos de la revista Billboard , que incluso lo catalogó como uno de los tres artistas de habla hispana más destacados de todos los tiempos (detrás de Luis Miguel y Enrique Iglesias).
Con su voz, el mexicano dibuja los temas con tonos altos y bajos, logrando llevar a quien lo escucha por un viaje de tonalidades y colores que complementan a las piezas y logran un resultado verdaderamente hermoso.
“Quiero pensar que estoy llegando a acomodar más mis sentimientos dentro de mi voz; creo que he ganado mucho terreno en cuestión de sentimiento. Me siento con muy buena claridad y visión para empezar a dirigir las frases con más propiedad, pero conservo la frescura de los primeros años, pues es una de las cosas que jamás quiero perder”, agregó el cantante en el comunicado de prensa.
Este nuevo –pero viejo conocido– Cristian Castro demuestra que puede hacer lo que quiera tanto con su vida personal como con su arte. Dicen... es la muestra perfecta de que el talento del hijo de Verónica no se apabulla por nada.