A la orilla del mar en Puntarenas, las tiendas de acampar pasaron a formar parte del paisaje veraniego. Esto porque una buena cantidad de familias y grupos de amigos se apoderaron de la arena para instalar su refugio durante las fiestas porteñas.
Ya sea para ahorrar dinero, por falta de espacio en los hoteles o, simplemente, para disfrutar el contacto directo con la playa, muchos aprovecharon el fin de semana de carnavales y conciertos para acampar a la orilla del mar.
Había tiendas de todos los colores, azules, rojas, verdes. No hubo impedimento para que la gente se acomodara con hieleras y mucha comida para compartir.
La familia Cortés, vecina de Cachí de Cartago y formada por 15 miembros, llegaron ayer y armaron su campamento con varias hieleras, bebidas y comidas.
Este viaje es una tradición: siempre acampan durante los carnavales y aprovechan el viaje para unir a su familia.