Seis años de sed es mucho tiempo. Y como toda espera es larga, cuando llega el momento se goza a mares. Eso fue lo que pasó el martes pasado con la sueca Therion.
Un Pepper’s Club lleno –poco faltó para que no hubiese espacio ni para un alfiler– fue testigo del regreso de la banda de
La marea de fans soportó, seguramente por tanto afecto, las condiciones sofocantes del lugar. Se sudaba como en un sauna, pero eso no evitó los brazos en alto, la voz gigante de “¡oé, oé, oe, oeeeé Therion, Therion!” ni los coros en la mayoría de los 23 temas que abordaron su Christofer Johnsson y compañía.
Muy por el contrario, la banda fue entregándose intensamente en el concierto: un tema tras otro –las pausas fueron mínimas, solo las necesarias– y lo mismo tocaron temas de su más reciente álbum –el
Palabras de afecto de parte de Therion, como “amo a Costa Rica” o varios “gracias”, tanto en español como inglés, iban sacando gritos y aplausos de entre el gentío.
La buena respuesta del público fue quizá el hecho que alentó a que, al finalizar el concierto, luego de haber desatado temas como
Entre los temas extras entregaron
“Es un gran honor, es una gran alegría estar rodeados de hermanos latinos. Son una audiencia del carajo”, dijo Vidal, quien, de por sí, ya había sacado un grito gigante al saludar con un “¡pura vida!