La tradicional y muy esperada sesión dedicada a la guitarra eléctrica del XVII Festival Internacional de Guitarra será recordada gracias a los exóticos instrumentos que fueron sus protagonistas: el sitar y el
Antes de comentar algunos aspectos de esta jornada quisiera advertir sobre la importancia de esta sesión dedicada a presentar aplicaciones de vanguardia en la guitarra electrificada. Desde que el director del festival, el maestro Luis Zumbado, tomó la decisión de incorporar este tipo del instrumento de cuerdas a su convocatoria musical, la comunidad guitarrística miró con buenos ojos tal decisión.
Se desconoce la estadística de cuántas guitarras o –mejor dicho– de cuántos guitarristas hay en el país; pero una cosa es cierta: podemos dar por un hecho que la guitarra es el instrumento más ejecutado en nuestro territorio.
En esta preferencia no somos los únicos pues el resto de países latinoamericanos muestran la misma tendencia. Lo anterior simplemente hace que, en torno a este instrumento, giren demasiadas historias y vivencias, algunas de ellas con la posibilidad de ser expresadas en el marco de este festival.
La guitarra eléctrica reúne a una gran cantidad de intérpretes, especialmente jóvenes que pueden conocer, apreciar, descubrir y educarse gracias a los exponentes invitados y al trabajo que muestran en estas sesiones de los sábados por la tarde del festival guitarrero.
De todas las sesiones de guitarra eléctrica en que he estado presente, la del sábado anterior fue la más extravagante y sui géneris.
En la primera parte del concierto, el dúo Santos y Zurdo nos brindó una muestra de lo que sucede cuando un productor
Pienso que tendrían que haber aprovechado al máximo esta invitación al festival y experimentar con otras aplicaciones de formato. Fue muy predominante el estilo
En todo caso, el trabajo de Santos y Zurdo tiene su reconocimiento en nuestra escena musical y esa tarde no fue la excepción.
La segunda parte del concierto complica un tanto las cosas pues la
La diversidad de estilos musicales que forman su repertorio aporta un arsenal de recursos armónicos, melódicos y rítmicos que hacen pensar en que este instrumento, la
Una guitarra que es ejecutada como si fuera un piano, que contiene en su registro tanto un bajo como un requinto y que además se puede percutir tiene mucho camino que recorrer.