En la fila del supermercado, caminando por una ciudadela lejos de la capital, en Whatsapp, en fiestas, en bodas... Cada uno de los miembros de Ragga By Roots ha recibido las preguntas “¿cuándo vuelven a juntarse?” o “¿por qué se separaron?”.
“A veces me jalan un brazo en la calle y me meten a una tienda en la que está sonando Sentimientos o Jump to the Sound ”, explicó Huba Watson, uno de los miembros del grupo.
“No me cabe duda de que Ragga ha sido el proyecto más grande en el que he estado”, agregó el vocalista.
Para responder a todas las preguntas que les han hecho por años, los de Ragga By Roots decidieron hacer una presentación en Hard Rock Café, el 31 de marzo. Será un concierto para encender una vez más la chispa que hizo famoso al grupo y dejarla apagarse.
“No sabemos si habrá otro concierto así; es una forma de despedirnos en los mejores términos. No nos vamos a poner a llorar en el escenario, estamos preparando una buena fiesta”, explicó Roberto Roba Barrett.
Quienes quieran reservarse un espacio pueden ingresar al sitio eventbrite.com y buscar la actividad o bien visitar la página en Facebook de Hard Rock Café San José o la de Ragga By Roots para buscar el enlace de reserva.
Los boletos cuestan $15 en localidad general (unos ¢8.300); $30, en vip (unos ¢17.000), y $50 (¢28.250) en vip todo acceso con paso a backstage
Hace 20 años, Ragga By Roots llenaba con su combinación entre hip-hop , reggae y pop cualquier bar y es posible que el Hard Rock Café tenga el mismo destino.
La historia del grupo llega a su fin, pero su legado se mantendrá vivo en tanto más sepamos de él.
La calle. De 1992 y hasta 1996 Huba y Roba se dedicaron a rapear e improvisar rimas donde fuera que los invitaran: fiestas privadas, en la esquina de algún barrio, en fiestas de Limón o San José, en inauguraciones de tiendas.
A veces los contrataban para plazas públicas en partidos políticos de colegios. “El partido que nos contrataba era el partido que ganaba”, dice Roba y se echa una carcajada en la que Huba le acompaña.
En las actividades privadas o en los concursos podían llevarse unos ¢4.000. “En esa época, eso era un platal”, dijo Watson.
“En radio no sonaba el rap callejero, solo lo comercial. Por eso a la gente le gustaba vernos cantar, les dábamos algo de lo que había muy poco”, señaló Roba.
Para escuchar música rap o ver video de hip-hop en los 90, había que hacer esfuerzos sobrenaturales. “Si algún familiar de un amigo trabajaba en barco, uno le pedía que grabara capítulos de Yo MTV Rap en un VHS”, detalló Huba Watson.
Esas cintas magnéticas se copiaban y distribuían a callado, porque nadie quería prestar algún casete que luego no regresaría. Los discos de hip-hop solo llegaban encargados con algún amigo desde Estados Unidos.
Antes de las redes sociales, tener un álbum era una forma de conocer a los amigos de los amigos que compartían intereses. Fue gracias a un casete que la dupla dinámica de Roba y Huba conoció a un miembro nuevo para su clan.
“Un amigo tenía un casete de rap mezclado en Estados Unidos. Huba y yo lo acompañamos a copiarlo en la casa de otro mae y resultó ser Frank, Mr. G”, explicó Roba.
“Frank rapeaba y hacía trabalenguas desde hacía mucho tiempos. Conocernos fue como que un animal en extinción se tope a otro de su especie en medio de la selva y diga: ‘puña, no estoy solo’”, comentó Roba.
Ascenso. No pasó poco tiempo para que Roba comenzara a hacer sus propias actividades de hip-hop, de las que Huba y Mr. G se volvieron invitados regulares.
“Nosotros no teníamos pegue con las chiquillas, imagínese, dos tipos flacos y cabezones (ríen Roba y Huba). Pero cuando nosotros tomábamos el micrófono la gente se transformaba, ahí era otra cosa”, dijo Roba
La escasez de hip-hop en los medios era lo que hacía que cada presentación fuera clave. “En nuestros concierto o los de otros, queríamos hacerlos sentir como en Estados Unidos y eso se mantuvo, siempre tratamos de dar el mejor espectáculo posible”, agrega Roba.
En el club Dinasty les daban espacio para improvisar y hacer presentaciones. Ese era el espacio en donde cada persona llegaba a mostrar su estilo de baile, la ropa de la nota hip-hop y claro, sus capacidades para rimar.
“Yo una vez usé los pantalones al revés como Kriss Kross”, confiesa Roba y se carcajea. “Yo me puse un jumpsuit como el de Run DMC”, dijo Huba.
En Dinasty sonaba dancehall y reggae, dos géneros musicales que en ese entonces eran ninguneados en la mayoría de las emisoras, excepto en un programa de la emisora Sabrosa, Pólvora Musical del Caribe , producido por Mario McGregor.
“En Pólvora sonaba todo lo que pegaba y los conciertos –míos o de otros– se anunciaban ahí. McGregor fue el padrino de la música urbana; sin él ni Dinasty, no hubiera pasado nada”, detalla Roba.
Hacer un disco. “Me acuerdo que un amigo le dijo a Huba: ‘Roba quiere hacer un disco, háblele, dígale algo’, como si fuera una tragedia”, recuerda Roba. Afortunadamente, su compañero quería lo mismo.
“Yo le decía a mis papás que solo quería grabar una canción, para tener un registro de mi hobby , pero por dentro yo quería hacer un disco, ser pionero del movimiento”, comentó Huba.
Fue en Alajuelita en donde hicieron su primer grabación. Con la ayuda del sonidista y un deck de casetes grabaron una presentación en vivo que sirvió de demo . La cinta paseó por varios interesados, hasta que llegó a las manos de Paco.
“Paco conocía a un mánager de un grupo conocido. El señor quería hacer un grupo de música urbana; nos citó en un estudio de grabación para oír el demo . Nos dejó plantados dos veces, pero ahí conocimos a Michael Hoffer”, narró Barrett.
Hoffer era dueño del estudio y socio de Luis Salas, gerente de Polygram en Costa Rica. Después de escuchar el demo les aseguró que, si conseguían a un arreglista, él les podía dar horas de estudio para trabajar.
Después de la segunda vez que los dejaron plantados, Roba, Huba, Mr. G y Paco estaban más cerca de grabar su debut, titulado Education Fa Ya Ear .
Roba, que en ese momento tenía 18 años, faltaba al colegio para trabajar junto al arreglista. “Yo no tenía la teoría, pero podía tararear las notas y señalar cuando algo no estaba sonando bien”, comentó el vocalista.
Las diferencias en conocimientos alzaron tensiones. “El arreglista quería cortar la intro de saxofón en Jump to the Sound , según él. Discutimos y, al final, él mismo lo grabó”, rememoró Roba.
El primer sencillo fue precisamente Jump to the Sound que salió en mayo del 1996. La canción tardó cuatro meses en llegar al primer lugar de las listas, pero para el final del año no había nadie que no supiera sus nombres.
“Viajamos a Miami a hacer el video y escuché el disco en una tienda Blockbuster. No lo podía creer, sentí que lo habíamos logrado. Pero todo empezó a cambiar, se nos complicó la relación con el medio”, señaló Roba.
Ocaso. Del disco Education Fa Ya Ear salieron dos sencillos números uno ( Jump to the Sound y Sentimientos ) y eso, más el talento que tenían en escena bastó para que la vida de los integrantes del grupo diera un vuelco.
Viajar en avioneta para dar conciertos en zonas alejadas, llenar bares, discotecas o festivales al aire libre y salir de sus conciertos con seguridad privada se volvió parte de la rutina. Pero estas condiciones se fueron tan rápido como llegaron.
“Cuando uno pega llega un punto en que uno cansa y el mismo medio que te subió se encarga de sacarte. Todo se pone más caro cuando uno pega”, comentó Roba.
Desde el alquiler del sonido en un concierto organizado por ellos mismos, hasta el precio de una sesión de fotos se triplicaba en comparación a las cotizaciones de otros colegas.
En 1998, el grupo publicó el álbum D Rest Is Meaningless , que no tuvo mayor impacto en el mercado. Dos años después, Paco optó por salirse para seguir una carrera como actor de voces en Estados Unidos. Eventualmente, Mr. G también recibió una oferta laboral en el Norte y se separó del grupo.
Roba se dedicó a continuar estudiando y Huba formó parte de otros grupos como Huba&Silica, Moonlight Dub, Do Not y ahora como solista.
A inicios del milenio la luz de Ragga By Roots se apagó. El grupo inició un periodo de inactividad y con este, la pregunta recurrente: ¿cuándo vuelven a cantar? El viernes 31 el público hallará las respuestas en el escenario del Hard Rock Café.
“Vamos a hacer un show de más de una hora con la música de los dos discos e invitados especiales. La gente tiene que saber que vamos a hacer esto por ellos, por cada vez que nos han preguntado si vamos a volver”, explicó Roba.
Para ellos, se trata de encender por última vez la luz del faro; alzar vuelo con honor. “Queremos despedirnos de la mejor manera”, finalizó Roba.