El talento de nueve niños y jóvenes pianistas costarricenses brilló y llamó la atención del jurado del IV Concurso Internacional de Música Eslava, que se realizó del 1.° al 7 de julio en París, Francia.
La delegación tica cosechó varios premios, incluido un primer lugar. Además, la pianista Daniela Navarro, quien actualmente estudia en Rusia, ofreció un recital en la gala de inauguración, el 2 de julio.
En la etapa final del certamen, en París, llegaron poco más de 100 músicos de países como Ucrania, Rusia, Francia, Polonia, Rumanía, Corea del Sur, Estados Unidos, Colombia, Venezuela y, desde luego, de Costa Rica.
Meagan Cook, de 7 años, fue quien obtuvo el único primer lugar de la comitiva costarricense, en la categoría para menores de 5 a 7 años. Su repertorio, al igual que el de todos los concursantes, estaba integrado por obras de compositores de países eslavos, como Polonia, Rusia, Ucrania o República Checa.
“Me gustó tocar en París. Sentí un poco de nervios porque tal vez podía hacer algo mal, pero no fue así”, aseguró la menor.
María Eugenia Mora, madre de Meagan, explicó que la niña estudia piano desde los cinco años. A la fecha, ya sabe lo que es tocar en el Carnegie Hall, de Nueva York y ahora competir en Europa.
“Al principio (del concurso) me sentía como feliz y luego de que toqué estaba ansioso de saber si ganaba el primer lugar y gané el segundo”, aseguró Felipe Castillo.
La madre explicó que los gemelos estaban muy motivados de participar, tanto que cuando regresaron al país una de las primeras preguntas que le hicieron a ella y su esposo Arnoldo Castillo –cantante costarricense– era cuándo sería el siguiente concurso.
“Sin sacrificio no hay recompensa”, es un refrán popular que Lynn Gong y su madre Jing Wang conocen bien. Cada viernes, a las 4 a. m., abordan un autobús en Liberia que las trasladará hasta San José, para que la niña pueda recibir sus clases.
Por eso, ahora que ganó un segundo lugar en su categoría, no oculta lo contenta que está.
“No sé cómo explicarlo, se siente muy emocionante (participar en el concurso). Nervios no tenía, porque siempre me han dicho que uno no tiene que tener miedo (...). Lo hago porque es divertido, me encanta como suena el piano”, aseguró la niña.
Igual de emocionada está su colega Ana Laura Sánchez, de nueve años, quien regresó de París con un tercer premio en su categoría. Ella explicó que ante todo siente mucho orgullo, porque lo ve como el fruto de sus largas jornadas de estudio. Ella llega a practicar hasta ocho horas al día.
Además de su tercer lugar, se trajo de Francia la experiencia de compartir con otros niños de su edad que siguen los mismos sueños frente al piano.
Días antes de su participación en la Ciudad de la Luz, Sánchez estuvo en la Casa de la Cultura, de la ciudad de Aranda de Duero, en Burgos, España, donde ofreció un recital en solitario.
A sus 15 años Daniel Eras sabe bien lo que es viajar muchas horas para cruzar el Atlántico y tocar al piano en Europa.
Él es parte de los ticos que brillaron en el IV Concurso Internacional de Música Eslava, donde alcanzó un tercer lugar en su categoría.
No ocultó lo difícil que resultó la competencia, donde se midió a jóvenes de Rusia y Ucrania.
“Lo primero que sientes antes de concursar es la adrenalina, por la responsabilidad de representar al país, una nación pequeña pero con cultura pianística; por eso para mí es una satisfacción muy grande”, aseguró Eras.
Otros que también regresaron satisfechos al país luego del concurso son Giuseppe Gil, con una mención honorífica; Inés Guánchez, con una mención honorífica y Winnie Ip Deng, también con una mención de honor.