El actor Philip Seymour Hoffman, que fue hallado hoy domingo muerto en Nueva York, fue un gran intérprete que se convirtió en un ícono del cine independiente, del que fue presencia decisiva por medio de papeles secundarios y al que prefirió por encima del glamour de los focos y las fiestas de Hollywood.
Hoffman ganó un Óscar en el 2006 por su encarnación del escritor Truman Capote en Capote y recibió otras tres candidaturas al mismo premio como mejor actor de reparto, por Charlie Wilson's War (2008), Doubt (2009) y The Master (2013), junto con otras muchas nominaciones. Solo una muestra de la que fue una de las filmografías más completas y de más calidad del cine estadounidense.
Su figura robusta, su rostro amplio, su voz profunda, junto con una manera peculiar de hablar y desenvolverse le confirieron una personalidad especial en pantalla, que se hizo muy apreciada por sucesivos directores de calidad, como los hermanos Coen, Paul Thomas Anderson, Anthony Minghella y Mike Nichols.
Hoffman fue siempre un actor a contracorriente, que disfrutó haciendo películas independientes o de bajo presupuesto tanto o más que las grandes producciones de Hollywood, además de que también fue muy activo en el teatro neoyorquino y tuvo dos candidaturas a los premios Tony.
Philip Seymour Hoffman estableció una sólida carrera como un actor secundario de lujo, con una gran personalidad en pantalla que le permitió trabajar con los directores Joel y Ethan Coen (The Big Lebowski, 1998), Anthony Minghella (The Talented Mr. Ripley, 1999, y Cold Mountain, 2003), Spike Lee (The 25th Hour, 2002), Mike Nichols (Charlie Wilson's War, 2007) y Sidney Lumet (Before the Devil Knows You're Dead, 2007) .
Su salto al estrellato llegó con Capote (2005), en la que su genial interpretación de la complicada personalidad del autor de A sangre fría le valió prácticamente todos los premios cinematográficos que puede lograr un actor.
Además del Óscar obtuvo el Globo de Oro, el premio BAFTA, el de la Crítica y el del Sindicato de Actores, en una unanimidad muy poco frecuente en Hollywood.
A partir de ahí, Hoffman logró en pocos años otras tres candidaturas a la estatuilla como actor de reparto, aunque sin lograr repetir la victoria. Pero el estrellato no pareció cambiar mucho su perspectiva del cine, y no dudó en embarcarse en proyectos que le llenaban, como The Savages y The Master, donde rubricó su habilidad para personajes poco agradables para el público, demostrando que también podía ser entrañable como El conde, en la divertida comedia británica sobre radios piratas The Boat That Rocked (2009).
La muerte le ha llegado a Philip Seymour Hoffman mientras acababa de rodar The Hunger Games: Mockingjay - Parte 2 y todavía estaba sin estrenar la serie televisiva Happyish, del canal de pago Showtime, para la que fue productor ejecutivo, igual que en Capote y en otros proyectos.