Ya no escucha bien, pero para Jesús Adrián Romero y Marcos Witt siempre habrá oídos.
Ortelina Ramírez y su tierna ilusión de conocer al dúo cristiano impulsó a cuatro generaciones a cumplir el sueño de la abuela: venir al concierto de ambos cantantes acompañada por las damas de la casa.
Flanqueada por dos de sus hijas, Silvia y Ana Luz Quirós, además de su nieta y su bisnieta, doña Ortelina, de 88 años, no se cambia por nadie.
Nunca había ido a un concierto, el de Romero-Witt fue el primero de su vida.
“Me gusta mucho, me gusta... sí, sí”, se les escucha decir con timidez, mientras su dos hijas la miran con ternura.
“Era la ilusión de ella de venir... y eso a uno lo pone feliz. Es una bendición. Es un honor”, expresó Silvia.
Aunque las nietas no quisieron hablar y huyeron cuando vieron las cámaras, Silvia aseguró que a toda su familia la música de Romero y Witt les fascina. Eso por un lado, pero sobre dice que los une tremendamente y los llena de positivismo.
“Nos ayuda mucho, porque nosotros somos personas muy entregadas a creer en los mensajes positivos. No nos gusta lo negativo”, finalizó.