Son dos amigos que se dedican a cosas muy diferentes pero que, sobre el escenario, hacen parecer su encuentro como lo más natural. Kevin Johansen, con su banda The Nada, compartirá el recital con el dibujante Liniers en el Jazz Café de Escazú.
¿Qué podemos esperar de tal encuentro? “Cosas muy raras”, promete el creador de la tira Macanudo. “No nos atamos a las cosas hechas, entonces van a ver eso: un momento de incertidumbre muy bonito”, dice el cantante de Guacamole.
¿Cómo se dio esta unión?
Johansen: Amistad pura. Decimos con orgullo que no se nos ocurrió a nosotros: que fue una cuestión muy orgánica de amistad y de gente del entorno. Cheto, que es nuestro stage manager , y quien plasma las imágenes en vivo, fue quien dijo hace ocho años: ‘Tengo un primo que tiene un par de computadoras... ¿por qué no hacen algo con Liniers? Él podría dibujar cada dos o tres canciones...’.
Empezó como una cosa muy tímida tras bambalinas (...). Después empezó a hacer un mural detrás del escenario, y desde ahí creo que ya no lo bajamos más. Le tomó el gustito y el tipo está ahí arriba, hasta la dinámica actual, en que él ya está al lado mío con su escritorio.
¿Qué implica para usted, como músico, interactuar de esa forma?
Johansen: ¡Me encanta! Fue un ejercicio. Fue un aprendizaje. Uno, como músico, está acostumbrado a ser el centro de atención; si bien no es, en mi caso, una necesidad, simplemente es porque estás en medio del escenario. Recuerdo que las primeras veces lo hicimos solos, que es como más extremo: el guitarrista con sus canciones y el dibujante y las cosas que pasan atrás. Recuerdo decirle en Venezuela: ‘Estoy conociendo la risa como aplauso’.
Por lo general, el cantautor sale; para el romper el hielo, dice algo gracioso y la gente se ríe un segundo... y seguís tocando. Con él, se dio otra cosa. La gente se reía y, por ahí, era una balada supersentida, y yo me aferraba a la guitarra preguntándome si estaba todo bien. Así fue como conocí la risa como aplauso y empezó la dinámica actual de él al lado mío con sus pinceles.
El humor es fundamental en el trabajo de los dos, pero son frecuencias distintas.
Johansen: Sí... pero se podría decir también que no hacemos humor. Él es un antihumorista gráfico: no busca el remate fácil, ni el ‘chistonto’. Él poetiza mucho lo que hace. Creo que, en mi caso, acepto el humor porque el humor me parece inteligencia. Me parece profundidad y la ironía, cuando se aplica en una canción, la toco con mucho cuidado, y me parece que tiene que haber un trasfondo de observación o hasta de crítica social.
”La ironía es como un velo bajo el cual se pueden decir las verdades más tremendas. Somos aprendices de Charly García hasta Les Luthiers: es lo que escuchábamos cuando éramos jóvenes. Si un chiste está bueno, se preserva en el tiempo; se preserva si es que tiene un trasfondo de crítica y hay algo que, además, es muy ingenioso, si hay algo creativo en esa búsqueda.
”A Los Luthiers los podemos escuchar después de 30 o 40 años, te siguen haciendo los mismos chistes y te siguen haciendo reír. Estos guachos consiguieron algo, encontraron una forma buenísima y que no caduca. Eso es lo que, obviamente con mucha más humildad, intentamos: que no caduque.
¿Cómo es, para un artista que se describe como 'desgenerado', un proceso de creación en el que no hay un ritmo definido, un idioma...?
Johansen: Es una búsqueda de libertad, también. Es un riesgo y, a la vez, un escapismo. Es confrontarme con el tema de que si quiero ir por acá y me doy la cara contra la pared porque me la jugué... Ese riesgo también implica, cada tanto, un encuentro con algo.
“Hay un público para eso también: un público enorme al que no le gustan el riesgo ni las sorpresas. Evidentemente, ese no es nuestro público”.
¿Qué puede esperar un público que va a encontrar esa unión en el escenario?
Liniers: Creo que un poco la sorpresa de la que hablaba Kevin. Hay algo raro en el escenario cuando hacemos esto juntos. Lo raro, estoy muy consciente de que soy yo. Es muy raro que haya un dibujante arriba de un escenario. Hay un factor sorpresa que la gente empezó a agradecer en algún momento. Para mí, Kevin tiene un síndrome de anfitrión. Si algún día los invita a comer a su casa, te das cuenta de que quiere que todo el mundo la pase bien, que todos se vayan con la panza llena de asado, y todos borrachos de vino, si ve que alguien no se está divirtiendo, va y le charla. Quiere que todo el mundo la pase bien. Creo que descubrió en los recitales que, cuando me empezó a subir, la gente lo disfrutaba y ¿por qué no les vas a dar el choripán ese?
Johansen: Lo de anfitrión es verdad. Siempre comparo estar arriba de un escenario con anfitrionar. No lo digo por el lado de la vanidad, sino, más bien, de conectar y de dar mucho. Como cuando está en la casa y les pregunta a los amigos: '¿Está todo bien? ¿Les gusta la comida? ¿Está bien el sonido de la música?'. Eso uno lo ejerce arriba del escenario con el público. El aporte de Liniers era ese, como: '¡Miren! Miren lo que hay en casa: un tipo que complementa perfectamente lo que hacemos'. Lo que yo hago no se ve, y lo que él hace no se escucha, así que es absolutamente complementario.
Para usted, el cambio es más significativo: es pasar del escritorio al escenario.
Liniers: ¡Claro! Mi mecanismo de defensa, cuando estoy en una situación de pánico, es autohumillarme. En los primeros shows , empezaba a hacer payasadas, a bailar.
Johansen: O humilla también al cantante... ¡A alguien tiene que humillar!
Liniers: Claro. Alguien debe ser mi víctima. Al principio de los shows , pensaba: ‘Ché, esto los otros dibujantes no lo hacen... Quino no está arriba de un escenario haciendo el payaso; por ahí, no debería...’. Después me di cuenta de que yo empecé a dibujar historietas porque quería hacer lo que quería hacer; entonces, tener el prejuicio yo mismo de qué debería hacer un dibujante... No, si la paso tan bien con este tipo, si es una fiesta... ¿Por qué no voy a ir a una fiesta?
En vivo.
El cantautor argentino Kevin Johansen se presentará este martes con su banda The Nada, en compañía del artista argentino Liniers. Esta mezcla de música y ilustración en vivo se podrá disfrutar en el Jazz Café de Escazú a las 9 p. m. Las puertas del recinto estarán abiertas desde las 6 p. m. En el espectáculo, se compartirán extractos del más reciente material de Johansen, (Bi)vo en México .