La noche del jueves, el Teatro Nacional se unió en una sola ovación para aplaudir la presentación del veterano cantautor español Javier Ruibal junto con la Orquesta Sinfónica Juvenil .
“No soy conocido en Costa Rica, pero ya estoy empezando”, dijo el artista, poco después de haber ingresado al escenario vestido de blanco, de pies a cabeza.
En efecto, su voz y carrera no son tan reconocidos en estos lares como para que el público pudiera corear las melodías interpretadas aquella noche, pero Ruibal venía bien recomendado, pues el teatro lució prácticamente lleno.
Entre los presentes no solo había nacionales, sino también una buena cantidad de espectadores españoles, que en más de una ocasión espetaron un sonoro “¡olé!” en medio de un rimbombante flamenco.
En una entrevista otorgada a este medio, días atrás, el cantautor oriundo de Cádiz aseguró que se sentía igualmente cómodo componiendo e interpretando en géneros, como flamenco, jazz , música árabe o cefardita y rock . El concierto del jueves tuvo de todo eso.
Con la batuta de Marvin Araya, la Orquesta Sinfónica Juvenil acompañó al músico por melodías y ritmos muy diversos, entre ellos Agualuna, El niño del Serengueti y Por tu amor me duele el aire , incluidas en el disco Sueño , que el español lanzó en el año 2011 con la Orquesta de Córdoba.
“Todas estas son canciones de amor, pero no porque me hayan ocurrido a mí, sino para ver si me ocurren”, comentó el español con una gran sonrisa, en una de sus numerosas conversaciones con el alegre público.
Linaje artístico. La mayoría de las piezas contó con la participación de la orquesta entera, mientras que en otros requirió únicamente del pianista, o del percusionista y baterista: su hijo Javi. Cuando el público se enteró que aquel joven que había estado todo el rato en tarima detrás de los tambores y platillos era su hijo, estalló en un aplauso, pero fue todavía más eufórica la reacción cuando se supo que también Lucía –la bailaora– era hija suya.
“¡Viva casa Ruibal!”, se escuchó gritar a alguien desde un palco.
Así es como se llama el disco que incluye varias de las obras en las que solo participaron los Ruibal. Mientras Javier tocaba la guitarra con técnica flamenca, Javi golpeaba el cajón y Lucía bailaba y zapateaba a una velocidad que dejó impresionado al aforo entero en el tema Baila Lucía . Por supuesto, llovieron los aplausos.
Luego, la hija bailaora regresó en momentos como en La flor de Estambul , de Erik Satie, un autor del que Ruibal tomó varios temas.
Después de casi dos horas de música, Ruibal cerraba la noche con Perla de la medina , una pieza que describió como “una historia de amor entre un cristianito y una morita”. Cuando el reloj rozaba las 9 p. m., el concierto finalizó en un encore en el que repitieron la última pieza, mientras la orquesta, el público y los artistas de la familia Ruibal sonreían en grande.