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Pau Donés y su banda armaron una fiesta musical y una vibra capaz de invitar a la gente a moverse al ritmo eufórico de
Los duelos de saxofón y guitarra eléctrica, las sonrisas y los juegos de la banda, junto con la espontaneidad del vocalista, fueron algunos de los ingredientes del gran banquete que Jarabe compartió en un espacio estrecho, acalorado y con una visibilidad muy limitada a la tarima.
Después de prender a la gente con
Estas tres piezas fueron suficientes para darse cuenta de que Jarabe de Palo pretendía resarcir a los ticos por su larga ausencia, con un espectáculo inolvidable.
Donés explotó su carisma al máximo y lo alimentó de la buena vibra del público. La energía de los dos creció cada vez más, con las notas de éxitos como
Así, uno de los momentos más mágicos de la noche giró alrededor de la canción
La conexión con la gente también fue responsable de momentos únicos y un poco cómicos. Durante
La maniobra sorprendió al equipo de seguridad, que trató de devolverlo rápidamente al escenario, mientras el español sonreía ampliamente.
Pese a que Donés es irremplazable en Jarabe de Palo, el músico fue generoso y retrocedió en muchas ocasiones para que los fans apreciara la calidad de sus músicos, particularmente del sabor del saxofonista cubano Jimmy Jenks Jiménez, quien agregó matices nuevas a las piezas.
A las 10:45 p. m., el grupo hizo el primer intento de abandonar el escenario, pero se vieron obligados a regresar en dos ocasiones. La despedida final estuvo acompañada por la versión acústica de