26-02-2011, afueras del estadio ricardo saprissa, hora 3:30pm, previo del concierto del los mexicanos de Camila, en la foto Yurelia Palma y Rosa Chacn/iarauz
La última vez que Norman García estuvo en un concierto en el Estadio Ricardo Saprissa, fue para ver a Metallica. Pero ayer hizo más de cuatro horas de fila para ver a los mexicanos de Camila. La razón: quería aprovechar tiempo con su hija Krysta, de 14 años.
Al igual que García, ayer muchos padres asistieron al concierto para compartir tiempo con sus hijas y, de paso, ver a los músicos.
“Obvio que nos gustan (el grupo) a las tres. Yo prefiero venir con ellas, las cuido mucho y así les puedo dar el ejemplo”, aseguró Zarahy Barrantes, quien asistió al concierto con sus hijas Berenice y Priscilla Jiménez.
La distancia tampoco fue un obstáculo para los padres. Grisela Morales y su hija María Fernanda Ramírez, de 14 años, viajaron desde Poasito, en Alajuela, con tal de cantar junto a los mexicanos
Pero el sacrifico vale la pena... así lo consideró Morales, quien hizo esfuerzos para comprar las entradas y llegar temprano, con tal de pasar tiempo junto a su hija.
También de lejos llegó Seila Navarro, vecina de Río Frío de Sarapiquí, quien conoció al grupo porque a su hija Rachel Soto, de ocho años, le atrae mucho.
Todo el sacrificio de tiempo y dinero que hicieron muchos padres, vale la pena, al menos eso es lo que aseguró Rosa Chacón, quien acompañó a su hija Yuriela Palma.
“Vale la pena venir al concierto por la oportunidad de compartir; el dinero no es tan importante, sino estar con ella (Yuriela) un tiempito”, finalizó Chacón.