Un ambiente relajado reinó entre el público que se hizo presente en La Sabana para escuchar al trovador.
Solos o acompañados por sus familias, amigos y parejas, cientos de personas se acercaron a disfrutar de una noche serena y cargada de buena música.
La zona destinada al recital se fue poblando lentamente de mantas y sillas plásticas. Está claro que los seguidores de Milanés no madrugaron para encontrar campo, probablemente porque confiaban en que la actividad no convocaría a un público masivo.
“Por más bueno que sea Pablo Milanés, no es súper popular en este momento”, comentó David Barrantes.
Durante la espera, el público se entretuvo tomando fotos, jugando cartas y leyendo.
Un grupo de siete personas instaló una tienda de campaña, que la policía les obligó a desarmar “por motivos de seguridad”.