Entrar a un show de Do Not es entrar a otro mundo. Después de recibir un mensaje con una dirección, decenas de personas todas vestidas de negro, se alinean en una acera josefina para entrar al local.
Adentro del lugar hay poca luz y los rostros solo se distinguen gracias a los fluorescentes blancos que lleva el grupo.
“Cómo hace falta la luz blanca en este mundo, ¿verdad?”, señala Ernesto Bolaños, productor musical y miembro fundador de Do Not unas semanas después, en una entrevista.
El público tico, acostumbrado a que música electrónica significa luces y pinturas con todos los tonos del arco iris, volúmenes de música ensordecedores y un tumulto vibrante, abrazó rápidamente la propuesta diferente de Do Not.
La luz blanca, la música electrónica minimalista que despiden los parlantes y el hecho de que músicos y público vistan de negro sirve para enviar un mismo mensaje: “queremos mostrar que las cosas se pueden hacer con austeridad”, señaló Bolaños.
Bolaños y Huba Watson suman dos años de hacer espectáculos en distintas locaciones secretas y publicar música. Ellos le huyen al ruido mediático, al ruido visual y al sonoro; pero, poco a poco, sus movimientos se han ganado un espacio en la consciencia del público josefino y más allá.
Este 2017 sumaron una nueva integrante, la DJ y vocalista Terrasha Morgan y, además, hicieron su segunda visita a Alemania. Allá han dado presentaciones y allá se graban sus videoclips.
Do Not da pasos agigantados, pero hacen poco ruido.
“Si usted cree en la sutileza, esta se refleja en todo. No es fetiche por ella, sino que (la sutileza) se traslada a cada parte de su vida como una manifestación propia de su existencia”, explicó Huba Watson, también fundador de Do Not.
El génesis. Do Not no se define como un grupo, sino como un proyecto creativo, un espacio y en ocasiones una empresa. Este último calificativo es importante porque tiene que ver con el inicio del grupo, con “el génesis”, como le llama Huba Watson.
Anteriormente, él y Bolaños conformaron Huba&Silica, un dúo de música electrónica activo desde el 2008 y hasta el 2013.
Siempre mantuvieron estrecha relación creativa con las escenas de hip-hop y reggae (Huba es una leyenda viviente del rap tico), pero sus presentaciones eran, en su mayoría, en los mismos bares en los que se presentaban las bandas de rock.
“El medio era complicado. El cliente no está educado por los mismos artistas a tratarlos y a retribuirles lo que merecen por su trabajo. Uno no va a la panadería y pide un baguette a cambio de exposición o la mitad de un baguette . Usted paga y recibe”, dijo Watson.
En esta metáfora la música es el producto, claro está. Bolaños y Watson se dieron cuenta de que los bares –las vitrinas en la que mostraban su producto– no eran los mejores para resaltar sus cualidades ni la mejor manera de generar ingresos.
En diciembre del 2013 decidieron emprender un nuevo camino como Do Not, aunque Huba&Silica no ha escrito su punto final. “Es como un amigo lejano, no ha muerto, pero no lo vemos a menudo”, caracterizó Bolaños. “Es como un chico que a veces nos da alegrías, a veces hace sus berrinches, tiene su propia identidad, pero ya no vive aquí”, dijo Watson.
“Aquí” significa en el estudio de Bolaños, al norte de San José, lleno de equipo. Desde que empezó Do Not, el grupo ha adquirido mejores sintetizadores, micrófonos y software del que tenían antes y pueden pagarle a colaboradores para que mezclen sus canciones o graben sus videoclips.
“El pan” –dijo Huba continuando la metáfora previa– “está basado en un modelo de costos de materias primas, utilidades y toma en cuenta el entorno. El músico no está acostumbrado a pensar así, difícilmente se agremia”, comentó Watson, quien es parte de la Unión de Trabajadores de la Música.
Do Not empezó a hacer fiestas privadas en locaciones secretas con seguridad, limpieza y la posibilidad de pagar barra libre. En vez de hacer un evento en Facebook y un afiche simplemente pusieron un post en el que invitaban a una actividad.
La dinámica ha sido la misma durante más de dos años.
“Me invitaron a cantar en Scarecrow y la primera vez que vi a Do Not no podía creer que algo así se podía hacer”, contó Terrasha Morgan, miembro más reciente del conjunto.
Las fiestas de Do Not tienen aire clandestino, pero todo está bien organizado y planeado. El público cancela su entrada de antemano (alrededor de ¢10.000, según la ocasión) y llegan a la fiesta vestidos de negro.
Alrededor de Do Not se ha formado una comunidad que quizá no escucha regularmente música electrónica al cien por ciento, pero es fan de Do Not. Deja de importar si alguien escucha rock o reggae todo el día, cuando suena Do Not todos cierran los ojos y bailan con la música.
Rareza. “Los tres somos personas muy diferentes, pero aceptamos el weirdness , la rareza que tiene cada uno y lo usamos para trabajar”, explica Terrasha Morgan. Ella tiene 24 años, Ernesto tiene 36 y Huba tiene 45. El sonido de Do Not mezcla sus influencias: la potencia del rock , las frecuencias bajas del trip-hop , la voz del house o el reggae y en el momento menos esperado de un show , algo de hip-hop.
Su primer sencillo Everything (2014) mostró el sonido oscuro del grupo, pero Down (2015) es la canción con la que mostraron el potencial que tenía el grupo. Los bajos vibran con fuerza y la voz de Huba Watson habla sobre esos momentos en los que todo parece estar bien en la vida.
“El significado es de cada uno. ‘Smiles at your face / no one wears a frown’ , es lo que canto y puede significar que realmente usted está feliz o que todo lo que está alrededor se siente falso”, señala Watson, quien escribe la mayoría de las letras.
Fashionable (2017) mantiene esa ambigüedad y también el sonido oscuro de Do Not, mezclada con la voz de Terrasha Morgan. “La letra la escribió Huba, pero luego probamos cantarla con Terrasha y sonó bien. Para nosotros tener un grupo se trata de buscar la mejor forma de hacer un producto y a veces eso implica tomar ese tipo de decisiones”, comentó Bolaños.
La música se graba en Costa Rica y se mezcla de la mano de Phillip Mou, un colaborador que data de la época de Huba&Silica. Han trabajado con el apoyo de directores alemanes como Nino Halm y Jakub Jelinek y se mantienen colaborando con artistas de ese país y de Costa Rica.
Toda la empresa suena muy seria y lo es; en el papel, de eso se trató formar Do Not. Pero en la práctica, se trata de algo más complejo.
“A veces tengo un mal día, pero luego recuerdo que ese día tenemos ensayo”, indicó Terrasha. “En ese momento cambia mi forma de pensar y me alegro; siempre es un buen desahogo”.
Desahogo. Así se puede sentir un concierto de Do Not también. “El rock o el hip-hop tienen cierta estética o moda y requieren ciertos lugares”, dijo Morgan. “Pero la música electrónica permite estar en otros espacios y que la experiencia se trate más de sentir... que lo que estás escuchando te motive de alguna forma”.
“En la música buscamos ciertos momentos medio tétricos, pero en general tratamos de hacer toda una experiencia segura, un lugar en el que no va a haber destellos de luces fuertes o sonido denso, sino lo contrario”, explicó Ernesto Bolaños.
Do Not, ya se dijo, trata de que su estética se apoye en lo sutil y lo austero. Eso abre las puertas a que cualquier lugar pueda ser tomado como suyo.
“No buscamos los lugares en los que encaja Do Not, sino que formamos lugares en Do Not”, señaló Huba Watson.
“En donde sea la fiesta, hacemos del lugar nuestro lugar e invitamos a todos lo que lo tengan a bien a experimentar lo que estamos haciendo”, continuó Watson. “Nuestro proceso se trata de buscar ser nosotros mismos –y ser uno mismo es lo más difícil del mundo– pero nos gusta poder invitar a la gente a que sea parte de eso, a que traten ellos también de encontrar esa esencia”.