08/03/2011. Fernando Delgadillo, cantante mexicano en concierto en el Melico Salazar. Foto Abelardo Fonseca (Abelardo Fonseca)
De Fernando Delgadillo podrán decirse muchas cosas: que es alto y le encanta aparecerse de blanco, que tiene buen humor, que la palabra le fluye cual torrente. Sin embargo, lo que no se puede decir del mexicano de la canción informal es que es un tipo tacaño.
De haber sido algo mezquino, jamás habría dado el concierto que dio el martes pasado en el Teatro Popular Melico Salazar: tres horas, 41 canciones y casi el mismo tanto de chistes o de frases con un fino buen humor.
Tan generoso fue Delgadillo en esta actuación, enmarcada en su gira de 25 aniversario, que algo casi nunca visto sucedió en el estricto horario de aquel antiguo teatro: un concierto en el Melico Salazar termino al filo de la medianoche.
Sí, Fernando Delgadillo, solo acompañado de sus guitarras, se sentó en el escenario a las 8:40 p. m., luego de que el tico Miguel Cabrera sirviera de primer plato.
Con cada visita del mexicano, aumenta su tiempo de entrega. En febrero pasado, su actuación duró dos horas y 40 minutos. ¡Sí, Delgadillo es hombre de cantar, tendido y extendido!
Fue largo el concierto y en algunas áreas, como la parte trasera de la luneta, el gentío se fue desgranando –quizás les cerraban los parqueos–, pero el ánimo no bajó en lo más mínimo. Igual fue de principio a fin: la gente pidiendo canciones a gritos, aplaudiendo a rabiar y cantando a coro con Delgadillo.
“El problema es que no se ponen de acuerdo y me piden todos canciones diferentes. Si me piden todos la misma, es más fácil; ahora van a tener que esperar un poquito, pero ahorita se las canto”, aseguró, con una sonrisa, Delgadillo.
Lo dijo una de las tantas veces que aquel Melico Salazar se volvía un mercado de peticiones: que
Y no fue puro blablablá lo dicho por Delgadillo porque cantó todas esas que le pidieron.
Pasaba y pasaba su carpeta con canciones impresas hasta llegar a la que correspondía, ya fuera para darle rienda suelta al concierto que él había diseñado o bien para ir sacar la tarea de complacer a los
De ahí en adelante, aquel sexto encuentro de Delgadillo con Costa Rica fue un manojo abundante de historias cantadas e historias nacidas de sus propias vivencias o bien algunas ajenas.
Así apareció, de seguido, como segundo número de su entrega,
Igual que en su concierto del año pasado, declamó
Aparecieron canciones de su disco
De lo nuevo, el cantor hizo