Si algo ha aprendido en 15 años de vida Cultura Profética, banda puertorriqueña de un fino reggae, es que sin riesgo no hay chiste para ella.
En cada uno de sus discos de estudio, la banda ha cambiado radicalmente su forma de hacer las cosas –desde el Canción de alerta en 1998, hasta su más reciente publicación que es La dulzura, 2010–.
Cuando se supo que Cultura Profética hacía un disco mucho más amorosos que los seis anteriores de estudio, a muchos no les pesó la mano para lapidarlos. Pero una vez que La dulzura fue mostrándose tuvieron que comerse sus palabras: Sí, aunque más mellow, el álbum ha dado grandes resultados en cuanto a lo que siempre se ha esperado de la Cultura: poner el dedo en alguna herida social.
Prueba de ello fue que Somos muchos sirvió como himno de lucha en una huelga estudiantil de la Universidad de Puerto Rico, y que las puertas se la han ido abriendo a la Profética más allá de las tierras que ya la conocían.
Por primera vez, su tour de La dulzura vendrá a Costa Rica completo. Serán dos conciertos mañana, viernes, y el sábado. Y antes de ello, Willy Rodríguez dio entrevista a Viva sobre el presente tan dulce, y valiente de Cultura Profética.
Regresar a Costa Rica hace obligatoria esta pregunta: ¿Cómo lee Cultura Profética esta nueva visita al país que los ha visto ya en varias ocasiones?
Estamos superansiosos. En nuestro caso ha pasado tanto tiempo entre visita y visita que se queda uno con esa hambre, con esas ganas de poder llegar a regar nuestra música por allá.
La última vez que estuvieron por acá estaban en un festival (el Irie Fest el 3 de julio del 2010) y eso acorta el tiempo en escena y sufrieron algunos tropiezos.
Sí, tuvimos poco tiempo para tocar por los problemas que tuvimos con el avión, que sobrevendieron los vuelos y llegamos tardísimo y entonces, como decimos aquí (en Puerto Rico), nos quedamos picados; nos quedamos con las ganas.
¿Es la oportunidad de Cultura Profética para resarcirse?
Claro, y tener nuestro tiempo específico para tocar todas las canciones que queremos; dar un concierto completo. Un show de Cultura, dependiendo de como se sienta uno y el público, es de dos horas o de dos horas y media.
¿Eso quiere decir que en los conciertos en Costa Rica podríamos escuchar desde temas del Canción de alerta (1998) hasta del reciente La dulzura (2010)?
Definitivamente. Esta es la gira de La dulzura, pero no dejamos de abordar los clásicos que la gente espera y que le dan una sazón muy especial a la noche. La dulzura es un disco bastante mellow (melódico, melancólico) y hace falta sazonarlo con las canciones de antes.
Como bien dice, hay canciones que el público siempre quiere escuchar, pero quiero saber: ¿cuáles son las canciones necesarias para Cultura Profética?
Eso es bien difícil. No sabría decirte, quizás canciones que tengan la energía adecuada para que la gente cante y eso va cambiando con los tiempos. Hay muchas canciones del disco nuevo que son necesarias como Ilegal, La complicidad, Baja la tensión o La espera que los sentimos como clásicos. Y en estos tiempos no puede faltar Verso terso, que es bastante contestataria.
Lo pregunto, precisamente, porque así como Verso terso es de importante contenido están canciones como Somos muchos o La complicidad parecen muy necesarias en estos tiempos que vivimos de violencia y despreocupación de lo que le pasa a los demás.
Claro, y Somos muchos no falta ahora en nuestro repertorio.
Cuando ustedes apenas trabajaban en La dulzura decían que era un disco suavecito pero ya publicado se da uno cuenta que, musicalmente, es diferente pero su contenido sigue siendo de crítica.
Eso es cierto, no es un disco que habla de florecitas; aunque hay canciones de amor hay mensajes fuertes y comentarios bastante trascendentales sobre lo que estamos viviendo en el mundo y que vale la pena resaltar, pero que uno los ha dejado así, metiditos, para que vayan director al subconsciente.
¿Están entonces muy satisfechos con La dulzura?
Sí, totalmente. Al principio pensábamos que estábamos un poco locos y que a lo mejor nadie iba a entender, pero ahora nos hemos dado cuenta que estamos viviendo el mejor momento de nuestra carrera.
”Nuestra música ha llegado a muchos más oídos y mejores reconocimientos en la industria. Es por La dulzura, pero también por los años que llevamos trabajando, y porque nos hemos organizado mejor, ahora tenemos videos. ( Es el caso de La complicidad, por ejemplo)
¿Y La dulzura tiene que ver con esta nueva fuerza de Cultura?
Creo que La dulzura tiene una energía muy particular y muy universal. No todo el mundo quiere escuchar quejas; demasiadas cosas estamos viviendo como para uno vivir quejándose todo el tiempo. Hay que también documentar las cosas lindas de la vida, porque la música es muchas veces para aliviar y disfrutar de la vida.
”No hemos dejado de estar de acuerdo con las cosas que hemos hecho antes, pero sí proponemos una nueva manera de enfrentar la vida, y creo que La dulzura dio en el clavo y estamos contentos con esa energía que nos está rodeando.”
¿Sienten entonces que es en La dulzura donde Cultura Profética encuentra un equilibrio entre lo amoroso y la denuncia?
Claro que sí.
¿Sería exagerado hablar de Cultura Profética antes de La dulzura y después de La dulzura?
Es que esto ha sido igual con cada uno de los discos. Siento que Cultura en Canción de alerta y Cultura en Ideas nuevas (1999) es bien, bien, diferente. Cuando salió ese disco, la gente estaba como reacia, lo mismo que nos pasó con La dulzura.
”Al principio la gente no entendía que era lo que estaba pasando, pero eso siempre ha sido parte de nuestra evolución: el ir arriesgándonos porque para nosotros esta música y este proyecto es como un deporte extremo. Siempre queremos un poquito de adrenalina y no sentirnos muy cómodos en un lugar creativo porque entonces te estancas.
Y así pasó de Ideas nuevas a Diario (2002) que son dos discos diferentes, para mí Diario es una joya. De Diario a M.O.T.A. (2005) también hubo un gran cambio. Creo que todos nuestros discos son escalones por donde vamos subiendo. Musicalmente seguimos haciendo las cosas con la misma sinceridad.
Queda claro que les gusta el riesgo, son valientes en eso.
Sí, y eso nos da la energía para proponer porque uno se aburre. Son 15 años y odiaríamos ser una de esas bandas que solo llegue a un concierto a tocar sus éxitos. Siempre me gusta proponer cosas nuevas y gracias a Dios hemos tenido la dicha de poder unas fibras específicas en la gente. Y La dulzura ha tenido un lindo efecto en ese sentido, la gente pide las canciones de ese disco como si pidiera las que son clásicos y las cantan con todo.
Me sorprende que en estos 15 años ustedes se mantengan al margen de las directrices comerciales de la industria y se sostengan en darle al reggae fusión una posición de alto nivel.
Llegamos acá a aportar lo que hemos aprendido en le camino de la música, y es música de calidad. Nosotros hacemos valer nuestra tradición musical tanto puertorriqueña, caribeña como latinoamericana y tratamos de llevar a nuestros ancestros hacía adelante con todo lo que hacemos y eso es algo que nunca, nunca, vamos a dejar de hacer. Hacer música desde una computadora no está mal, pero nosotros todavía creemos en los instrumentos y en las manos y en la tradición poética de Latinoamérica. Donde quiera que vayamos vamos a llevar estas huellas de nuestra historia.
Es tiempo entonces de tomar una frase de Somos muchos: “secando al pueblo hasta la raíz” ¿Cuáles son las soluciones para combatir esa sequía?
Si tuviera las soluciones me encantaría poder proponerlas porque ya estamos viviendo cosas extremas, peor la solución más inmediata que hemos visto en estos días es apelar a la sensibilidad de la gente que es lo que estamos haciendo con La dulzura. Si la gente deja de ser sensible entonces pasa lo que está pasando ahora: que ya nadie está pendiente de lo que sucede a la persona que está a su lado.
“La gente siempre necesita volver a ser sensible, y a estar también interesada en lo que pasa alrededor. Esa es una solución inmediata que hace que te den ganas de cambiar.”