Lo mejor de los recientes conciertos del guitarrista norteamericano Richie Kotzen, realizados en nuestro país, fue un asunto extramusical: la gran afluencia de público.
La audiencia de este notable guitarrista ha ido creciendo, y es justo que así sea, pues estamos frente a uno de los endemoniados del
La apatía se rompió el fin de semana, y los dos conciertos, en escenarios diferentes, fueron un absoluto éxito en lo que respecta al público. Quizás el rasgo más importante de estos llenazos es que, en ambos casos, la presencia de músicos consagrados y de jóvenes músicos estudiantes fue notable. Mucho más que en las anteriores visitas de Kotzen.
Este guitarrista originario de la ciudad de Los Ángeles, EE. UU., ya lo hemos escrito en anteriores ocasiones; es uno de los ejecutantes de la guitarra que se ha hecho célebre por su técnica, su intensa emocionalidad en la tarima, y por una impresionante capacidad de fragmentar su cerebro en dos partes y brindar al público un espectáculo de dos hombres en uno: el cantante y el guitarrista.
Richie Kotzen posee la nada común virtud de ser un ejecutante impecable de complicada técnica y, a la vez, ser un extraordinario cantante. Pocas veces un artista logra acoplar ambas facetas de forma tan artística como lo hace este músico angelino.
En esta ocasión debo resaltar el buen desempeño del bajista que una vez más le acompañó. Ha mejorado su trabajo y ahora comporta una velocidad y riqueza de armonías que me complació bastante.
No podría decir lo mismo del baterista quien, aunque obtuvo un buen desempeño, no llegó a estremecerme en su creatividad, como sí lo hizo el anterior que acompañó a Kotzen, en los conciertos del año pasado.
Algo que también me incomodó fue sentir agotamiento en la voz de Kotzen.
Lo escuché en el segundo concierto. Atribuyo el asunto al cansancio y a la notable trasnochada que de seguro tuvo pues, hay que decirlo, y con eso no alteramos el orden del universo, los rumores del jolgorio en este músico ya son leyenda urbana.
Eso nos importa un pepino hasta tanto no afecte su desempeño. Kotzen más que un ídolo es un maestro para muchos músicos noveles, y lo mejor es mantenerse sobre la senda de lo públicamente correcto, sino que lo diga Arnold a quien los músculos de la vida ya se le aflojaron por jugar de vivo.
Tendría que referirme al otro invitado foráneo de estos conciertos, pero solamente lo pude escuchar un poco debido a las altas horas del momento de su presentación.
Me refiero a Guthrie Govan quien, como bien lo expresó el guitarrista nacional Aaron Retana, es un espectáculo diseñado para que lo disfruten más los músicos que el público normal.
Al respecto pienso que nos merecemos el regreso de este impresionante guitarrista británico, quien es considerado por la
Para concluir me pareció importantísima la participación del grupo nacional Gandhi. En este país, musicalmente estamos a la altura de cualquiera que venga y en cualquiera género musical, así que ya nos ganamos el derecho de piso. Ojalá que la mayoría de los empresarios adopten esta actitud.