Confirmado. Paquito D’Rivera es un devorador de públicos. Una especie de simpático tiburón saxofonista y nosotros el cardumen, su banquete, su premio al virtuosismo.
Siempre nos hace lo mismo. La última vez fue hace 10 años y ya nos habíamos olvidado el tamaño de su mordida. Seguimos siendo sus felices víctimas y él lo goza, lo disfruta y se ensancha en su talento. Por dicha no falla. Más bien se luce. No puede permitir que los amistosos pececitos se conviertan en furiosas pirañas.
Así sucede con los sobresalientes del
La verdad es que en un principio el motivo de este encuentro con el
Estos últimos conciertos de los hermanos Araya y de los Orta realizados en el Teatro Nacional sirvieron para confirmar algo que ya sospechábamos, aún en aquellas condiciones adversas. Se trata de un cuarteto que está llamado a resucitar un estilo de
Así como en los años 40 y 50 del mismo siglo la música cubana influyó en forma determinante en el
De igual manera, en otras proporciones, los hermanos Mike y Niky Orta empezaron a ser referentes entre quienes le seguíamos la pista al
Fue así como empezamos a diferenciar entre el estilo neoyorquino, el de la costa oeste y el de Miami, los tres referentes norteamericanos más importantes del estilo en esa década. Esta última firma, la “mayamense”, tenía el mejor sabor afrolatino pero pecaba mucho de superficial hasta que apareció Paquito y, luego, Arturo Sandoval. Hubo otra dirección.
Todo está en el arreglo. No permitir que el
Y en esas está el cuarteto Araya Orta. Creando su propio lenguaje combinando la experiencia de los hermanos cubanos (piano y bajo) y la joven energía de los hermanos ticos (batería y percusiones). Pero además, como cereza en el pastel, también estuvo en estos conciertos el trompetista Diego Urcola. Un viejo conocido de los ticos, que ya es figura de gran respeto en el
Muy buena sesión de