Decir que Metallica es como el vino sería mentir. Sin embargo sus conciertos se mantienen incólumes, con un sonido avasallador, un repertorio sólido y la inclusión de elementos técnicos que respaldan cada minuto del set.
Es cierto que su veta creativa ha venido a menos con el paso del tiempo, pero al ver a la banda en directo es muy evidente que se mantiene en alto su capacidad interpretativa (no de Lars, sino de la banda), y que los años no merman la energía del espectáculo.
CRÓNICA: Metallica perpetuó su leyenda en Costa Rica
En concierto, las versiones de las canciones son prácticamente las mismas de estudio, con escasas excepciones como solos adicionales de guitarra o extractos cantados donde los instrumentos callan para darle un mayor protagonismo al extasiado coro de la audiencia.
Un sonido bien definido y, tal vez, excesivamente alto también consigue enganchar a los oídos con el crujir de las guitarras y el peso de la batería. Sumado a esto, la pantalla gigante de fondo y las dos laterales funcionan para acercar a la audiencia a la acción en escena, o para incluir algunas animaciones, filtros y videos que aportan a las historias musicales.
De los artilugios incluidos el más atractivo es, sin lugar a dudas, el juego de rayos láser, disparado en temas como One y Fade to Black. Este elemento, nunca antes visto en Costa Rica con el mismo suceso, definitivamente fue un detalle inolvidable de la presentación.
Si se quiere hacer una comparación entre el concierto del 2016 en el Estadio Nacional y el del 2010 en el Estadio Ricardo Saprissa lo primero que sobresale es la ausencia de pirotecnia en esta ocasión, un impedimento que han sufrido otros espectáculos en el mismo recinto, como el de Iron Maiden en su última visita al país.
Los repertorios de ambos conciertos comparten nueve piezas, mientras que las otras nueve varían especialmente por los temas que se "promocionan" en sendas giras. En este caso, Costa Rica tuvo el lujo de escuchar tres piezas nuevas que son, quizá, las mejores canciones originales que Metallica ha grabado desde 1997.
El disco Hardwired... to Self-Destruct saldrá el 18 de noviembre, exactamente 19 años después del ReLoad, y parece retomar algunos elementos insignes de los álbumes clásicos del grupo. Si bien sería raro esperar algo de tanta calidad como lo que hizo grande a la banda, sí tiene un sonido esperanzador. El público, además, se mostró entusiasmado con estas piezas recientes.
En la segunda presentación sobresalió un tema con ese estilo que Metallica lleva rato sin lograr repetir. La inclusión de la instrumental Orion fue un momento cumbre en el espectáculo.
Dicho tema contiene unas de las armonías de guitarras más atractivas del repertorio de Metallica, también una línea de bajo sustanciosa, así como una estructura compleja que hace mucho la banda no se atreve a experimentar.
Al hablar de todo lo positivo de la noche del sábado, es necesario destacar la presencia de la banda local Heresy. A pesar de tener limitaciones de sonido, en sus 25 minutos brindó una presentación impecable y también se echó al público al bolsillo con empáticas intervenciones y un thrash metal potente y bien construido. La oportunidad fue un premio a la carrera de una joven banda que va en ascenso.
Es cierto que Metallica tiene rabo que le majen, pero todo eso queda en el olvido cuando la banda da presentaciones como la que brindó en Costa Rica. Actualmente no hay otro grupo de su género que consiga cautivar por igual a una audiencia tan amplia y a la vez diversa.
Un grupo tan explosivo no es capaz de dejar su fuelle en los recuerdos. Con una ejecución y un show de tan alta calidad es evidente que Metallica no ha perdido su capacidad para llevar al mundo al éxtasis. Su presencia en la historia no se queda solo en la nostalgia.
EL CONCIERTO
ARTISTA: Metallica
ARTISTA LOCAL: Heresy
LUGAR: Estadio Nacional
FECHA: 5 de noviembre
PRODUCTORA: Move Concerts