Los metaleros tuvieron que comer ansias por más de una hora para cumplir su objetivo de la noche: escuchar en vivo a la banda de
El primer concierto de los alemanes en el país, se llevó a cabo el martes en el domo del Colegio Saint Gregory, en Tres Ríos.
La tonada del recital estuvo marcado por contrapuntos: la emoción de los seguidores, la potencia de los intérpretes de
Una fila heterogénea de más de 1.800 espectadores, aguardaban en la calle la apertura de las puertas del concierto, a eso de las 8 p. m., hora oficial del concierto.
Gritos de impaciencia y silbidos se escuchaban desde el otro lado de la cerca, de parte de un mar de gente uniformado con camisetas negras de Blind Guardian y de otras de sus bandas favoritas.
Alrededor de las 8:11 p. m. se permitió el ingreso de las primeras personas al lugar. Sin embargo, ninguna nota musical llenó el espacio del domo hasta las 9:15 p. m.
Para ese momento, el público permanecía tranquilo pero insistente en su grito de “chivo, chivo”.
Cristian Arce, vocero de Blackline Productions, manifestó que el retraso se produjo a raíz de una falla en una planta eléctrica.
“Una de las plantas estaba produciendo menos energía. Ya estamos permitiendo el ingreso de la gente”, dijo Arce, a las 8:40 p. m.
La salida de Ehmke puso fin a los gritos del público ansioso, y arrancó los primeros aplausos.
El logo con el nombre de la banda brilló en el fondo de la tarima, y, lentamente, André Olbrich y Marcus Siepen tomaron sus puestos en el escenario.
Los gritos y aplausos se salieron de control cuando el vocalista Hansi Kursch salió al escenario y adoptó en silencio su postura.
Las primeras notas de
El tema comenzó un frenético movimiento de cabezas en los espectadores, que fue acompañado por el canto de las letras.
La energía de Blind Guardian y de su público se mantuvo arriba y encendida a lo largo de las casi dos horas de concierto.
El carisma de Kursch, quien conversó con su público todo el concierto, fue otro de los puntos altos.
“Absolutamente maravilloso San José. Habíamos esperado esto por mucho tiempo”, aseguró.
Los bardos siguieron su presentación con los temas
La última canción, parte del disco
El repertorio de la noche también incluyó temas populares como
La interpretación de
Los presentes cantaron una y otra vez el estribillo: “Valhalla deliverance, why've you ever forgotten me” (Valhalla , liberación, por qué me olvidaste alguna vez), hasta que los melancólicos acordes de la guitarra fueron desplazados por la potencia de la guitarra y la voz de Kursh, que prosiguió con el recital.
Cerca de las 10:40 p. m., la banda hizo el intento de despedirse por primera vez. No obstante, las porras de “¡Oeoeoe Guardian!”, de los espectadores, los hicieron volver a escena por tres piezas más.
El calor de los aplausos obligó a los teutones a hacer un regalo especial a los ticos.
“Hemos cedido a (cantar) otra canción”, anunció el vocalista.
Así, las notas de