La voz de Antonio Sánchez es lo primero que se oye en la película Birdman, mientras le pregunta su compatriota, el director mexicano Alejandro González Iñárritu, si sonó bien lo que acaba de interpretar. Es una pequeña prueba que colgó el director al inicio de la cinta, como recordatorio de que su película más exitosa a la fecha construye hechos ficticios con un pie en la realidad.
Para la exitosa película Birdman, el baterista mexicano Antonio Sánchez compuso una banda sonora que se vale solo de sonidos de batería para potenciar y acompañar las situaciones que aparecen en pantalla.
Formado como músico de jazz, Sánchez ha colaborado con grandes nombres del género como Chick Corea.
En Costa Rica, este miércoles dará su segunda presentación en Jazz Café Escazú con su banda Migration, con la cual desplegará su talento como intérprete.
El último concierto en su paso por Costa Rica será a las 9 p. m.
¿Cómo fue el acercamiento de Alejandro González Iñárritu hacia usted para elaborar la banda sonora?
El acercamiento fue porque Alejandro me vio tocando con el Pat Metheny Group, en el 2005, y nos conocimos después del concierto; de ahí, nos hicimos amigos, nos mantuvimos en contacto y, cuando Alejandro tuvo la idea de hacer la película y que toda la banda sonora fuera a base de batería, pues creo que me tenía fresco en la cabeza, ¿no? Me la propuso y para mí fue una experiencia increíble. No sabía qué iba a pasar, pero sabía que tenía que decir que sí, eso definitivamente.
En el momento, ¿sintió que era una apuesta arriesgada de él proponer algo tan particular?
Por supuesto. Tenía miedo de que fuera a salir algún experimento medio extraño y a la gente no le gustara. Realmente, jamás pensé que fueran a tener tanto éxito ni la película ni la banda sonora, pero, bueno, uno nunca sabe cómo van a salir estas cosas.
”Sin embargo, lo que sí sabía es que, siendo Iñárritu, no iba a ser una película mala; tal vez, a la gente no le gustara mucho, pero iba a ser una película interesante”.
Ha tenido la experiencia de tocar esta composición en vivo al mismo tiempo que se reproduce la película para el público. ¿Cómo se ha sentido en esas ocasiones? ¿Quisiera repetirlo?
Sí, lo hemos hecho varias veces ya y vamos a empezar a hacer giras de eso a finales del año que viene en noviembre y luego en febrero 2017 vamos a hacer otra gira. La verdad que es una experiencia increíble para mí, es muy divertido para la gente, también, además que cada show que hacemos es único porque estoy improvisando, claro, basado en lo que hice originalmente. Pero uno de los alicientes para que venga la gente es que cada show va a ser completamente único porque voy a estar tocando cosas diferentes.
¿Usa notación para recordar las líneas que compuso para la película?
No, no. Recuerdo muy bien los pasajes, los he estudiado mucho. Pero basado en los pasajes que ya están hechos es que empiezo a improvisar. Porque eso es realmente lo que quería Alejandro originalmente, que siguiera mis instintos, que siguiera lo que está pasando en la película reaccionando con mis instintos jazzísticos, digamos. Por eso es que hago lo mismo en vivo.
Ganó bastante atención, en su momento, que esta banda sonora no fuera nominada al premio de la Academia. ¿Lo decepcionó no recibir esa nominación?
Pues lo que me decepcionó no fue no recibir la nominación, sino haber sido eliminado de la competición. Porque si no hubiera sido eliminado y no hubiera salido nominado; entonces, bueno, el voto no fue a mi favor y está bien, eso uno lo tiene que aceptar.
"Me parece que la Academia tuvo miedo de la fuerza que estaba tomando la música original y decidieron eliminarlo antes de que pasara cualquier cosa, porque es obvio que la gente en la Academia no está de acuerdo con que un score sea pura batería . A ellos lo que les parece aceptable son los scores orquestales; como aquí era yo solo, con mi batería, pues no le pareció digno de competencia para los demás. Y me parece que esa fue la razón real por lo cual lo eliminaron".
Viene a Costa Rica también a presentar su trabajo como compositor de jazz. Su banda se llama Migration y ese es también el nombre de uno de sus discos. Me parece un nombre muy particular, ¿por qué decide llamarlos de esta manera?
Pues porque es un poco autobiográfico. Mi vida ha estado basada en mi transición de vivir en México a vivir en Estados Unidos, de empezar una vida completamente diferente con una cultura diferente y además participar en un montón de situaciones musicales con gente que tampoco son de ahí. En mi grupo hay un canadiense, un inglés, un americano y una croata-americana y yo que soy mexicano, entonces, pues creo que el nombre que le queda muy bien a lo que estamos tratando de hacer porque lo que estamos haciendo tampoco tiene barreras estilísticas, así es que es una palabra muy importante y particular en mi vida personal y musical.
¿Qué puede aportarle al jazz un baterista como compositor?
Pues mi vida está dedicada al ritmo, ¿no? Hago mucho hincapié en el ritmo, pero también estoy muy consciente de que si no hay melodías que sean fuertes, que sean bien hechas, que sean accesibles, es difícil seguir el jazz . Y me parece que el jazz ha pasado de ser música popular a ser música muy elitista en ciertas instancias, porque la gente que escribe jazz moderno en vez de basarse en melodías accesibles, melodías que la gente pueda recordar, hacen muchas cosas que son complejas por el hecho de ser complejas. Si hay complejidad en la música, estoy completamente de acuerdo, pero tiene que tener una explicación musical de por qué son complicadas; me parece que el jazz complicado por ser complicado es lo que hace que la gente le tenga un poco de miedo.
"No es que mi música no tenga complejidad, pero siempre trato de mantener una línea rítmica, melódica y armónica que la gente pueda seguir para que no se queden atrás y nos gusta hacer un show bien compacto y que la gente se lleve algo después, como que (piense): 'Wow, aquí pasó algo único esta noche', y ésa es nuestra meta cada vez que tocamos".