El deseo de ver cantar en vivo a Juan Bau, Gilberto Santa Rosa y El Puma convocó a cientos de personas, que llenaron las calles en las afueras del Estadio Ricardo Saprissa.
Señoras que cargaban un cojín, parejas de ancianos que pacientes aguardaban que se abrieran las puertas y amigas que con complicidad se organizaron para venir vestidas con una camiseta de su ídolo juvenil, aunque de eso ya hace más de tres décadas.
Teresita Valverde, de Pérez Zeledón; Rocío Vargas, de Aserrí; y Ana Valverde, de Tibás, son tres de las integrantes del Club Internacional Amigo Puma.
Desde qué el club se integró, hace tres años, comparten y hoy sábado era el momento justo de llevar su amor por El Puma a su máxima expresión.
Para algunos resultaba curioso verlas vestir con una camiseta con la foto del cantante venezolano, pero, a ellas eso poco les preocupaba. Sus preocupaciones se orientaban en encontrar a un contacto, que según explicaron, intentaría interceder para que pudieran conocer al intérprete de Pavo Real.
Mientras ellas tres continuaban en su lucha, llegaron las 4 p.m. y la apertura de las puertas para todos los sectores.
"¡Corra, corra¡" decía una señora que estaba en los primeros puestos de la entrada a la zona gramilla general. Al minuto apareció un caballero con tres bolsas de comida y dos cafés; para su mala suerte, descubrió que no se puede ingresar con alimentos.
La solución: él se comió sólo dos emparedados, y ella entró a guardar los campos.
Las filas se comenzaron a mover con relativa calma, mientras en las afueras se movía todo un micro universo de ventas informales.
Francis Sandino, vendedora ambulante de Desamparados, cargaba un enorme puñado de rosas. Su intención es que las fans de cualquiera de los tres artistas se las compren, para que se las arrojen al escenario.
No obstante, sus planes no avanzaban tan bien como lo planeó.
”A mi se me ocurrió la idea (de vender flores), me llamó la atención y no hay nadie más vendiendo. Pero, ¡nada que ver!, llevo dos horas y no he vendido ni una, sólo capas", explicó la vendedora.
Otros que hacían todos sus esfuerzos por sacar algo de ganancia de este concierto eran los infaltables revendedores.
Ellos la tenían más fácil que de costumbre, porque las entradas abundaban y se las ofrecían hasta en ¢2.000. Eso porque los boletos se adquirían con sólo comprar productos en Mega Súper, organizador del evento.
Carne asada, vendedores de capas, gorros y guantes, de todo eso y más se podía adquirir en el estadio.
El concierto está organizado para comenzar a las 5:45 p. m., se extenderá hasta las 10 p. m.