Hoy se cumplen cien años del nacimiento del escritor argentino Julio Cortázar. Su país y el mundo celebran la fecha con una serie de actividades diversas.
En Costa Rica, Teatro La Maga y Teatro Ubú realizarán una actividad gratuita, con p oesía y versiones escénicas de sus textos, a las 7 p. m. en el Bar el Lobo Estepario, ubicado en la esquina opuesta a la caja de ANDE, en la Avenida Segunda.
Estrictamente, Cortázar nació en Bruselas el 26 de agosto de 1914, y murió en París el 12 de febrero de 1984. Cierta vez dijo: "Mi nacimiento fue un producto del turismo y la diplomacia", aludiendo al hecho de que haber nacido en Bélgica fue accidente: su padre era funcionario de la embajada de Argentina allí, donde se desempeñó como agregado comercial. Su familia se mudó luego a Suiza y España, aunque él era todavía muy pequeño cuando regresaron a la Argentina y se instalaron en Banfield, en el Sur de Buenos Aires.
Fue un niño enfermizo, un gran lector y un escritor precoz: a los nueve años ya escribía sus primeros textos. Cursó estudios como maestro normal y profesor de Letras y dejó sin terminar Filosofía en la Universidad de Buenos Aires.
A los diecinueve años lo deslumbró Opio: diario de una intoxicación de Jean Cocteau, y desde entonces la literatura fue el gran objetivo de su vida.
Su carrera de escritor comenzó realmente en los años cuarenta, en los que publicó relatos en diversas revistas al tiempo que daba clases, aunque renunció al profesorado por negarse a formar parte del peronismo. Al mismo tiempo, se recibió de traductor público, actividad con la que se ganaría la vida con frecuencia en su país y en Europa.
En los años cincuenta tenía ya ganado un prestigio como cuentista (Bestiario, 1951; Final del juego, 1956; Las armas secretas, 1959), y hacia fines de la década publicó una novela atendible (Los premios, 1960) antes de dar a la imprenta Rayuela, que entró en contacto con sus lectores a partir del 28 de junio de 1963. Todavía no se hablaba del "boom" de la literatura latinoamericana, cuyo real disparador fue, dos años más tarde, La ciudad y los perros de Vargas Llosa (con García Márquez convirtiéndose poco después en el "jefe de fila" del movimiento gracias a Cien años de soledad), pero de alguna manera Cortázar se adelantó a aquellos colegas al dar a conocer una novela que marcaría una época y a toda una generación de lectores.
Su afán rupturista y experimental, la invitación a múltiples y diversas lecturas empleando el famoso "tablero de dirección", personajes como la Maga o Rocamadour, y hasta la cortazariana división entre "lectores machos" (o activos) y "lectores hembras" (o pasivos) que debería haber enojado a las feministas harían de Rayuela un ícono.
Es interesante releer los obituarios que la prensa argentina le dedicó en 1984: casi todos los escritores de turno se apresuraron a señalar que admiraban al literato "más allá de opiniones políticas" (las cuales, dicho sea de paso, incidieron muy poco en su obra). Solamente se oyó una voz que, con un orgullo sin reservas, recordó haber sido uno de los primeros en publicarlo: la de Jorge Luis Borges.
Cabe razonar que esas polémicas ya han quedado atrás, y Argentina, que declaró al 2014 como "el año Cortázar", se dispone a celebrar a uno de sus mayores escritores. En el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires se inaugura hoy la exposición Los otros cielos, que se propone atravesar vida y obra del escritor a partir de su colección personal, integrada por material fotográfico y fílmico, correspondencia y documentación.
La Biblioteca Nacional argentina ofrecerá unas jornadas denominadas Lecturas y relecturas de Julio Cortázar, en las que participarán más de 40 intelectuales nacionales e internacionales.
Por su parte la Biblioteca Cortázar, en el barrio de Villa Crespo, presentará dos conferencias, un show musical y un espectáculo de narración oral de sus textos, mientras que el Museo Casa Gardel propone para el próximo jueves un encuentro sobre Cortázar y el Tango con Susana Rinaldi, Ema Cibotti y Daniela Lozano.