El escritor colombiano Gabriel García Márquez, fallecido este jueves 17 de abril, a sus 87 años de edad, fue el más conocido y leído autor del realismo mágico latinoamericano, la corriente que en el siglo XX sacudió la literatura en español.
Nacido el 6 de marzo de 1927 en el pueblo de Aracataca, en la zona Caribe de Colombia, García Márquez dejó una extensa lista de cuentos y novelas, de la cual Cien años de soledad (1967) es considerada como su obra cumbre y por ella obtuvo el premio latinoamericano de novela Rómulo Gallegos.
En 1982 recibió el premio Nobel de literatura y es recordado por haber acudido a la ceremonia en Estocolmo vestido de liqui-liqui, el tradicional atuendo caribeño.
Entonces, en un discurso de intenso contenido político, definió sus narraciones como "una realidad que no es la del papel, sino que vive con nosotros y determina cada instante de nuestras incontables muertes cotidianas, y que sustenta un manantial de creación insaciable, pleno de desdicha y de belleza, del cual este colombiano errante y nostálgico no es más que una cifra más señalada por la suerte".
Informal, amistoso y bromista, Gabo, como cariñosamente le llamaban sus amigos y sus lectores, se crió con sus abuelos maternos Nicolás Márquez, un veterano de la Guerra de los Mil Días, y Tranquilina Iguarán, quien le llenó de fantásticos relatos.
Aunque su vida estuvo marcada por la literatura y el periodismo --entre sus frases más celebres figuran "escribo para que me quieran mis amigos" y "el periodismo es el mejor oficio del mundo"--, García Márquez estuvo siempre cerca de la política.
Amigo de Fidel Castro, de Omar Torrijos y de Bill Clinton, defendió la revolución cubana y la sandinista, abogó por los exiliados de las dictaduras del Cono Sur, y fue miembro del Tribunal Bertrand Russell contra crímenes de guerra.
García Márquez salió de Colombia en 1954, cuando su crónica en el diario El Espectador sobre un naufragio, publicada años más tarde como Relato de un náufrago, molestó al régimen del general Gustavo Rojas Pinilla y los directivos del periódico decidieron enviarlo a Europa.
Viajó entonces a Ginebra, Roma y París, donde en un apartamento del Barrio Latino concibió y terminó El coronel no tiene quién le escriba.
En 1961, junto a su esposa Mercedes Barcha, llegó a Ciudad de México, donde residió la mayor parte de su vida.
Allí trabó amistad con el escritor mexicano Carlos Fuentes, su compañero en la escritura varios guiones para cine que no tuvieron éxito.
Su última novela publicada fue Memoria de mis putas tristes, en 2004. En los años recientes, García Márquez estuvo alejado de la vida pública desde que fue diagnosticado de un linfoma en 1999.
Su última aparición pública fue en marzo, cuando festejó con la prensa su aniversario 87 en la puerta de su casa en México, donde recibió flores y pasteles y cantó junto a los reporteros.
Además de su riquísima obra literaria, dejó como legado la Fundación del Nuevo Periodismo en Cartagena (Colombia) y la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños (Cuba).