Al observarlo a la distancia, parece una rejilla, pero no; es un waffle , también conocido en español como un gofre.
Asumirlo de primera entrada como un platillo suculento es uno de esos temas relativos, pero cuando alguno de los ingredientes que lo acompaña se hunde en sus huecos, la mezcla que se hace con la masa explota ambos sabores en el paladar, como solo sucede cuando se está frente a una de esas extraordinarias y plausibles ideas culinarias de la humanidad.
Claro está: hablamos de un platillo que es familiar para los costarricenses. Sin embargo, no resulta tan familiar la forma en la que al menos dos restaurantes locales están mezclando influencias e ingredientes, disparando la creatividad desde la simpleza de los waffles .
La principal revelación de que se explote este platillo recae en que los waffles no necesariamente son dulces, sino que sus variedades saladas abren todo un mundo de posibilidades a la vista y al corazón. Imagínese, por ejemplo, almorzar un waffle salado acompañado de queso y jamón...
Esa es tan solo una de las tantas opciones al alcance de su mano y muy probablemente de su bolsillo, las cuales puede encontrar en los restaurantes Belicious Waffles (en el centro comercial Sabana Sur) y The Waffle Place (a tres cuadras de Multiplaza Escazú), donde las comidas pueden costar entre ¢3.000 y ¢6.000, respectiva y aproximadamente.
Los waffles de Belicious pueden ser dulces o salados, o bien pueden saber a coco, piña, nueces o chocolate. El cliente escoge el tamaño y, si desea, puede agregarle acompañamientos como frutas, hongos, helados o hasta pesto por un precio adicional.
En el local, también hay recetas recomendadas, como los waffles de cuatro quesos, el de jamón y mozzarella , o bien el de pollo supremo.
De tradición. Con más de cuatro años de operar en Escazú, Waffle Place se ha convertido en uno de los lugares favoritos para los vecinos de la zona.
Cuenta Ana Rosalía Ruíz Araya, la administradora y chef del restaurante, que la idea nació luego de que su hijo y su nuera viajaran a Bélgica y se enamoraran tanto del platillo como de su flexibilidad en el lienzo que es la cocina.
De igual manera, el amor por los waffles le fue inculcado a su hijo Carlos Rivera, el propietario, desde muy niño, pues el alimento siempre fue una tradición en casa.
Hoy, The Waffle Place incluye en su menú 19 tipos de waffles , eso sin contar las combinaciones que hacen los consumidores con los más variados ingredientes.
La creatividad para con los waffles es infinita, y este restaurante es prueba fehaciente de ello: que lo digan quienes han probado el waffle tico, con gallo pinto, huevos fritos y natilla o el waffle tejano, con papa rayada, huevo frito, tocineta y mostaza miel; también está el waffle de la casa, que trae nutella, banano, fresas, crema chantillí, helados, chocolate y nueces.
Otras combinaciones incluyen el club, que viene con huevo, tocineta, lechuga, tomate, jamón y queso o el twente , con los waffles en forma triangular, acompañados de pollo, vino, espinacas, salsa blanca y queso.
Además de que este platillo de The Waffle Place puede ser dulce o salado, el restaurante ofrece la opción de que sus variaciones sean preparadas para llenar las necesidades de la población diabética y celiaca.
Ruíz comentó que los clientes nuevos del local llegan confundidos al no saber bien qué es un waffle y todas las alternativas que existen para su consumo. “La extensión de la cantidad que nosotros tenemos es de mucha ayuda, porque la gente regresa”.
La administradora de The Waffle Place también asegura que ninguno de los waffles que sirve en el lugar es congelado, sino que se preparan al instante en que el cliente los solicita. “Hacemos la pasta todos los días, fresca. No uso premezclas, no me gustan; todo lo hacemos nosotros”.