Fieles a sus papeles como padrinos de bodas, el príncipe Enrique y la joven Philippa Middleton, hermanos menores de la nueva pareja real, se convirtieron en la mano derecha de ambos el día de su boda.
Enrique acompañó a su hermano mayor en el trayecto hasta la abadía de Westminster. Conversaron y estuvieron relajados.
El joven príncipe vistió un uniforme de capitán del regimiento de caballería Blues and Royals, con las medallas del Jubileo de Oro y la Campaña de Afganistán, donde él mismo combatió.
Inmediatamente después de que ambos salieron de la limosina que los transportaba, la imagen de aquellos dos niños caminando detrás del féretro de su madre en 1997 yapoyándose uno a otro, volvió a la cabeza de los británicos y espectadores alrededores del mundo. El duelo se disipó y solo quedó la alegría por el matrimonio.
Tras la boda de los nuevos Duques de Cambridge, el príncipe Enrique efectuó una fiesta nocturna en honor a su hermano con la presencia de amigos de la familia, que se alargó hasta altas horas de la madrugada, según los medios.
Pese a que es experto en festejos y diversiones, Enrique tomó muy en serio su papel de padrino, pues, según asegura el diario español ABC, el príncipe prometió no beber ni una gota de alcohol hasta leer el tradicional discurso, donde habló de anécdotas divertidas de su hermano Guillermo, algo tradicional en Gran Bretaña.
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En la fiesta juvenil, no estuvo presente la reina de Inglaterra, ya que cedió el espacio para los nuevos esposos y sus amigos.
Luciendo un atuendo color marfil, diseñado por Sarah Burton, al igual que el de la novia.
Cuidó que el vestido de Catalina luciera en su máximo esplendor, tanto a su llegada al templo como a su salida, sujetando la cola del vestido de novia y sin perder de vista a las damitas y pajes, que la rodearon en el trayecto.
Periódicos como el New York Daily News y The Sun, la calificaron como “elegante” e “increíblemente tonificada y bronceada”.
A sus 27 años se encuentra como una de las solteras más codiciadas de Inglaterra, superando a las hijas de Sarah Ferguson.
Los padrinos, más que acompañantes, fueron grandes protagonistas de la boda.