El detective Orlando Martínez interrogó a Murray poco después del fallecimiento de Jackson. Aseguró, en la audiencia preliminar, que el médico le explicó la adicción del cantante al propofol y que se lo pedía encarecidamente para ayudarle a dormir.
El agente recordó que Murray dijo sentirse “presionado” por las demandas de Jackson, quien amenazó con cancelar los ensayos de los conciertos que daría en Londres, si no le administraba el medicamento, un líquido blanco que el artista llamaba “leche”.
En la conversación, el médico aseguró desconocer la larga relación de Jackson con el propofol, cuando firmó el contrato para atender la salud del cantante.
Según Martínez, la noche de la muerte, Murray le comentó que intentó convencer a Jackson para que olvidara el propofol y, a cambio, le dio otros fármacos más suaves para inducirle el sueño.
Al parecer, Murray le inyectó una dosis baja de propofol. Luego se ausentó dos minutos para ir al baño y, al regresar, se dio cuenta de que Jackson no respiraba.