La reina, de 85 años, no deseó ninguna ceremonia oficial para este día histórico y planeó una agenda normal. Vestida con un abrigo de lana y un sombrero, inició la mañana con una visita al ayuntamiento de King's Lynn, situada a unos 10 kilómetros de su residencia de Sandringham, en el condado de Norfolk, donde pasó el fin de semana con su marido Felipe, de 90 años.
Ahí, la soberana fue ovacionada por un centenar de personas, entre las que había pancartas deseándole “un largo reinado”; después se trasladó a una escuela de la vecina población de Dersingham.
Su único acto oficial fue la publicación de un mensaje de agradecimiento y de buenos deseos a todos los británicos y pueblos de los otros 15 países de la Mancomunidad de naciones, de los que todavía es jefa de Estado.
Isabel II agradeció también el “magnífico respaldo y aliento” que ella y su esposo han recibido a lo largo de todos estos años, y se declaró “emocionada” por el número de mensajes recibidos con ocasión de este Jubileo de Diamante, que será seguido el año que viene por el 60.º aniversario de su coronación.
Con motivo del aniversario, Correos Británicos emitió sellos postales especiales, que sustituyen el tradicional color dorado que rodea la silueta de la cabeza de la reina por uno azul, y las palabras “Jubileo de Diamante”. Además, el Palacio de Buckingham, residencia oficial de la Familia Real, ha emitido dos fotografías oficiales de Isabel II.
Uno de los primeros en felicitar a la Reina fue el primer ministro David Cameron, quien rindió homenaje a su “magnífico servicio”, y destacó su papel como “fuente de sabiduría y de continuidad”.
“Hoy es un día para rendir tributo al maravilloso servicio de su Majestad la Reina. Con experiencia, dignidad y autoridad tranquila ha guiado y unido a la nación durante seis décadas”, agregó Cameron.