El Auditorio Nacional de Madrid acogerá la capilla ardiente con los restos de Paco de Lucía, para rendirle tributo al “amo de la guitarra” y al legado flamenco que dejó a sus 66 años.
Muerto de un infarto, el cuerpo llegará a la capital española este viernes, en un vuelo comercial procedente de México, en el que también viajarán su viuda, dos de sus hijos y otros familiares.
Posteriormente, su cuerpo se expondrá en la capilla ardiente en el Auditorio Nacional de Madrid y no en el Teatro Real, como, originalmente, se acordó por la especial vinculación del artista con ese lugar. Esto debido a que el coliseo está alquilado para un evento privado.
La familia se trasladará a continuación a Algeciras, en el sur de España, ciudad natal del músico.
De este municipio fue nombrado Hijo Predilecto y ahí se hará un homenaje en el Salón de Plenos del Ayuntamiento. Este se abrirá en cuanto llegue el féretro, en la madrugada.
El sábado al mediodía, está previsto que los restos sean trasladados hasta la iglesia mayor parroquial de Nuestra Señora de la Palma, donde se oficiará el funeral y, seguidamente, será enterrado en el cementerio antiguo de la ciudad “en la más estricta intimidad”, por deseo expreso de su familia.
Las dos paradas previas y públicas en el camino hasta su cristiana sepultura permitirán que tantos los seres queridos del guitarrista como sus admiradores le digan adiós y presenten sus respetos a una de las mayores figuras de la música mundial contemporánea, alabado por flamencos, músicos de jazz y roqueros de primera fila.
Paco de Lucía es considerado como uno de los mayores virtuosos de la guitarra española y un revolucionario del flamenco. Su inesperada muerte, mientras disfrutaba de unas vacaciones en el Caribe mexicano, provocó un terremoto en el mundo de la cultura.