Gracias a una gira que realiza por Latinoamérica la compañía danesa Granhoj Dans, pudimos ver el espectáculo ROSE: Rite of spring– Extended 2 . Cabe señalar que el director y coreógrafo, Palle Granhoj, realizó en el 2013, la primera versión de este trabajo con varones, precisamente, 100 años después de que se estrenara en París La consagración de la primavera , de Ígor Stravinski, montada por Vaslav Nijinsky.
La puesta en escena de Granhoj tiene una hora de duración y, como motivación principal, trata sobre la transición de la niñez a la juventud o madurez.
En esta, se muestra qué hace que una niña pase a ser mujer de un momento a otro: ya sea luego de una serie de ritos de iniciación o de un hecho biológico. Muchas veces estos momentos pueden ser dolorosos o hasta divertidos, pero siempre existe un sacrificio para cada caso.
A diferencia de la versión masculina, en la que Palle utilizó la partitura orquestal, en la femenina la música es ejecutada en vivo, por la excelente pianista rusa, María Eshpai, quien se apropia de la composición y agrega silencios que se integran a la dramaturgia de manera acertada. Ella no es una pianista acompañante: es una intérprete más y quizás hasta protagonista.
Para ROSE: Rite of spring– Extended 2 , el autor logra generar un ambiente de mayor intimidad y crea múltiples imágenes poderosas, atrevidas y sensuales pertenecientes al universo femenino. Este coreógrafo trabaja muy de cerca con sus intérpretes, de quienes toma muchos elementos a la hora de componer; por esta razón, las siete bailarinas aportan en la construcción del movimiento y el personaje, lo que deviene en un resultado natural y hasta desenfadado.
En el tratamiento plástico cada detalle está cuidadosamente puesto, tanto en lo escenográfico como rn el diseño de vestuario, que resultó rico en color y texturas, los cuales juegan un papel fundamental y se complementan con el tratamiento del movimiento. Además, la iluminación está calibrada con muchos claroscuros para tratar muy bien el desnudo, otro elemento recurrente del creador.
En la ejecución, las bailarinas demuestran el dominio corporal con una fuerte técnica depurada y se apropian del personaje en cada sección con solvencia y proyección escénica. Pero, entre todas, quiero destacar la participación de Carina Raffel por su ductilidad interpretativa, pues en cada segmento o personaje que realizó su presencia nos llamó la atención.
En fin, ROSE: Rite of spring– Extended 2 es un trabajo redondo del cual el espectador sale con ganas de ver más, pues el coreógrafo y sus intérpretes tuvieron la capacidad de retomar un clásico y actualizarlo para que muchas generaciones puedan gozar de una partitura emblemática de la música del siglo XX con un tema vigente.
Es bueno volver a ver espectáculos internacionales de danza contemporánea con buen nivel. Lástima que hubo poco público. Si es el caso, estos eventos deberían tener mayor auspicio de las instancias gubernamentales para que muchas personas los puedan disfrutar.