Por tercera vez, se organizó La Machine, un festival de danza que se realiza en horarios vespertinos, y casi fuera de los escenarios convencionales. En él, los invitados internacionales tienen que ejecutar sus obras en pasadizos, aceras, plazoletas y algunas calles de San José y San Antonio de Belén, en Heredia, con el propósito de que la danza sorprenda a los transeúntes y además, que lo que se presente no requiera de gran aparataje escenográfico ni luminotécnico.
LEA MÁS: El Festival La Machine conquista las calles con danza
Por diez días, los bailarines independientes, miembros de Los INnato y De Paso Grupo escénico, programaron a intérpretes de Brasil, Chile, Italia, España, México, Eslovaquia, Colombia, El Salvador, Alemania, Panamá, Nicaragua, Argentina y algunos artistas nacionales, quienes también impartieron talleres según sus áreas de especialización.
Es importante señalar que La Machine, forma parte de varios festivales que organiza el movimiento independiente costarricense, y pretende generar un espacio de integración y promoción de la danza contemporánea.
El cierre de este evento fue el sábado y sucedió en las inmediaciones del pretil de la Universidad de Costa Rica, donde vimos cinco trabajos; todos introducidos por Pedro Reboleiro, un artista del entretenimiento gallego que nos sacó muchas carcajadas y puso en acción a varios de los espectadores. En sus intervenciones, Reboleiro hizo de presentador, payaso, bailarín clásico y flamenco, entre otros personajes.
Marion Spalber y Nerea Martínez, integrantes de KpiQA Collective originarias de Alemania y España, iniciaron la presentación al ejecutar el dúo titulado Eight , cuyo principal objetivo era ilustrar una relación de pareja presa en un círculo vicioso. La propuesta, después del primer fragmento en silencio, que en este caso, contó con el canto de los yigüírros, se cae toda vez que el resto de la obra es reiteración.
Las autoras se movieron con solvencia técnica, pero la duración atentó contra la premisa.
La mexicana Sara Tolosa capturó la atención con su acertada propuesta Oil Chanel N.7, en la cual recreó la obsesión por la apariencia dictada por la industria capitalista a la que se someten muchas mujeres y pagan las consecuencias.
La coreógrafa y bailarina Andrea Catania y Alex Catona, quien ejecutó la música en vivo, fueron los representantes de Costa Rica, al adaptar una versión para exteriores de su reciente estreno de Versus . Con este trabajo los artistas se funden en una sola idea, nutrida de los sonidos emitidos por sus cuerpos e instrumentos (chelo, micrófono y respiraciones) y los movimientos, con el fin de plantear el duelo en diferentes dimensiones, en del estilo que Catania ha venido consolidando de manera asertiva y con buen nivel interpretativo.
Solos en escena, del chileno Iván Sánchez, representante de Escenalborde , fue el trabajo más débil de la jornada, tanto por el manejo espacial así como por la baja intensidad en la interpretación.
Como última parte de la velada, vimos a los mexicanos Alejandro Ramonet y Analí Aragón, integrantes del Proyecto Asimétrico, con un interesante dúo en la técnica parkour titulado Buraco negro , que les proporcionó a sus creadores un buen aplauso al finalizar.
La Machine cerró su tercera edición con Taciturno , creación de Adrián Figueroa, ejecutado en la sala de Bellas Artes por los miembros de la Compañía Nacional de Danza.
Ficha técnica: Festival de danza La Machine
Intérpretes y creadores: Pedro Reboleiro, Marion Spalber, Nerea Martínez, Sara Tolosa, Andrea Catania, Iván Sánchez, Alejandro Ramonet y Analí Aragón.
Fecha y hora: Sábado 19 de marzo, 4 p. m.
Lugar: Pretil de la Universidad de Costa Rica