Desde 1992, la bailarina y maestra Lorenlaine Varela estableció en la provincia de Cartago el grupo Andanzas, el cual, ahora, nos lo presenta como una compañía profesional de danza contemporánea, capaz de interpretar el espectáculo La milla extra , constituido por cuatro propuestas .
La primera creación es responsabilidad de la directora y las otras tres obras fueron realizadas por sus colegas de la Compañía Nacional de Danza, quienes desafiaron a los miembros de la agrupación profesional con sus ideas en movimiento.
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La función dio inicio con la interpretación de Amanecer , de Varela. A esta pieza, que sirvió de fogueo para los jóvenes que recién se integran a la escuela, se le debe trabajar la sincronía en las partes grupales y procurar mayor proyección escénica.
Como segunda parte vimos a los 16 miembros de la compañía ejecutar La estrecha ruta del retorno, del coreógrafo Mario Vircha, quien tomó como motivación el volver a comenzar después de una devastación. En esta sección se vio la diferencia de nivel, ya que elenco demostró superioridad técnica e interpretativa.
Vircha expuso situaciones alusivas al apoyo de las colectividades ante situaciones adversas mediante los dibujos corpóreos que logró con las secuencias de movimiento, en las cuales predominó la limpieza del diseño espacial.
En la tercera parte, el mismo elenco bailó ¿Me…? , de Pablo Caravaca, con el tema del afecto como inspiración principal y enmarcada en una partitura de Ludovico Einaudi.
En esta obra, Caravaca utilizó, entre otros elementos compositivos, la caminada y la corrida casi como leitmotiv , aspecto que debe de cuidarse, pues algo tan natural para los seres humanos, resulta difícil de dominar en los bailarines. El diseño de vestuario bien cuidado y la sobriedad de los tonos contribuyó a darle unidad y que la audiencia le otorgara un buen aplauso al finalizar.
Para el cierre quedó el montaje titulado En un lugar , de Javier Jiménez, quien también es el responsable del vestuario y la realización del collage musical.
Jiménez, en este trabajo, se preocupó más por enfrentar a los bailarines a diseños complejos tanto en el manejo del movimiento como en el abordaje del espacio. Por el tratamiento de los elementos que utilizó el coreógrafo, este trabajo parece privilegiar la abstracción.
No obstante, Jiménez descuida la interpretación de algunos de sus bailarines, a los que les faltó poder articular con destreza la interiorización y la proyección.
Todas las obras de La milla extra gozaron de aspectos comunes, como el escenario limpio de elementos escenográficos, un adecuado diseño de iluminación que permitió observar a cabalidad los cuerpos de los danzantes.
Las obras fueron ejecutadas por elencos numerosos con tratamientos que privilegiaron la composición grupal, la cual no siempre resultó prístina.
Esto último debe considerarse para futuras programaciones de espectáculos donde la diversidad de los formatos contribuye a evitar la saturación.
Finalmente, con esta presentación de la compañía queda claro que en la “ciudad de las brumas” existe talento para la danza e instituciones que lo fomentan con buenos resultados.