Si en su cabeza resuena la voz de Dorothy Gale cantando Over theRainbow en medio de sus ilusiones de chiquilla; si sabe lo que significan las zapatillas de rubíes; y si un espantapájaros, un león y un hombre de hojalata le remiten a una mágica historia, entonces usted puede jactarse de su infancia.
Hace 75 años, las coloridas escenas de El mago de Oz marcaron un antes y un después en el cine y, de paso, tocaron el corazón de la cultura estadounidense.
Este musical del recordado cineasta Víctor Fleming tiene su propio capítulo en la historia del sétimo arte por ser uno de los pioneros en la utilización del Technicolor, un proceso que se distinguía por la saturación del color y que evitaba el pintado a mano de los 24 fotogramas que componían cada segundo de película.
El mago de Oz quedó encapsulado en 1939, un año celebrado hasta hoy como el mejor en la historia del cine. Fue en ese mismo año que Fleming lanzó Lo que el viento se llevó , ganadora de 10 Oscar.
El especialista en cine clásico Gonzalo Montero explica que a inicios de la década de los 40 el cine volvió a ser en blanco y negro, por el ingreso de Estados Unidos a la guerra, lo que tuvo profundas implicaciones económicas. Producir cine a color era sumamente caro y las productoras dejaron de tener solvencia económica.
Juan Diego Roldán, coordinador de artes visuales del Centro Cultural Costarricense Norteamericano, destaca la estética de la escenografía, cargada de colores primarios que aportan la nota alegre a este musical.
De hecho, las famosas zapatillas de rubíes no eran tales en la novela de Baum. La historia original habla de unas zapatillas de plata, pero la producción de la película decidió hacer una colorida adaptación para aprovechar el Technicolor y generar contraste con el camino de ladrillos amarillos que debía seguir Dorothy para llegar hasta el castillo donde habitaba Oz , un farsante que consiguió el título como el mejor y más grande mago del mundo .
Los brillantes zapatos que calzó Garland hoy se encuentran en el museo de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, gracias a que el actor Leonardo DiCaprio y el cineasta Steven Spielberg los adquirieron en una subasta para donarlos.
Su diseñador, Rhys Thomas, asegura que de los cuatro pares confeccionados para la película, esos son los más valiosos, pues tenían un mejor acabado para la filmación de los primeros planos.
Otro de los aspectos que hacen memorable esta cinta es el uso de efectos especiales, considerados por los estudiosos del cine como muy avanzados para la época.
Fleming encontró la manera de mostrar un torbellino por la ventana de la casa, una bruja a la que se le encogen los pies cuando intentan quitarle las zapatillas , monos voladores y una especie de holograma con el temible rostro del mago Oz.
“Apuesto a que si le preguntás a alguien de 70 u 80 años, te va a describir esas escenas como algo grandioso”, apunta Montero.
Ícono juvenil. El mago de Oz fue la película responsable de catapultar a la fama la carrera de Judy Garland, quien para entonces tenía 17 años.
En el plan inicial de los productores, Shirley Temple interpretaría a la traviesa Dorothy, pero la rubia se encontraba en medio de otro rodaje. Este impedimento fue la lotería que se ganó Garland, una pelirroja que maravilló a los espectadores con su talento como actriz y cantante.