Cuando se adapta un libro a un lenguaje cinematográfico, donde la imaginación del lector es reemplazada por una puesta en escena con lo que alguien más imaginó, siempre es complicado.
Podría afirmarse que uno de los libros de la literatura universal con más adaptaciones en el cine, teatro y literatura es la historia de Frankenstein, de Mary Shelley.
El monstruo ha pasado a la cultura popular como un personaje de películas clásicas de terror. Solamente en el cine, cuenta con casi 100 cintas basadas en él. Eso sin contar la influencia en decenas de personajes más en el mundo del entretenimiento.
En 1824, apareció la segunda edición del libro, aprovechando el éxito que tenían las adaptaciones teatrales.
La primera fue la adaptación libre de Frankenstein con el nombre de Presunción o la suerte de Frankenstein , y luego la saga de piezas en la que se encontraban Frankenstein o el demonio de Suiza y Frankenstitch .
Para Esther Cross, escritora del libro La mujer que escribió Frankenstein , estas obras “habían transformado una novela inclasificable, quizá, la primera novela de ciencia ficción de la literatura, en una historia gótica. Frankenstein era ahora el típico científico loco que había perdido el norte entre un experimento y otro”. No solo eso, sino que también el monstruo había perdido su humanidad.
Esta novela, toca temas como la lucha entre Dios y la ciencia, la moral, la monstruosidad humana y el rechazo hacia lo diferente. Para muchos, todos estos mensajes se han perdido en las adaptaciones que se han hecho a través de la historia.
Lo mismo piensan los actores y director del espectáculo Frankenstein , del programa Érase una vez… del Teatro Nacional de Costa Rica, que tomará las tablas del 27 de abril al 4 de mayo de este año.
“La criatura no solo es rechazada por su creador –lo que signifique la simbología de ‘creador’, ya sea la familia, Dios o cada uno tendrá una concepción diferente–, sino que sufre un rechazo a través de la sociedad. Desde la más agresiva hasta la más cariñosa que es la familia, que también le rechaza”, destacó Matilde (Javier Ciria), director del espectáculo.
“Sufre rechazo tras rechazo hasta convertirse en un monstruo. La criatura no es un ser malvado, es un ser con una sensibilidad extrema, con una capacidad de aprendizaje e inteligencia muy grande pero que es maltratado por todos los lados, en este caso, por su aspecto físico”, agregó.
200 años han pasado desde que Mary Shelley, a sus 19 años, tuvo una idea. Idea exaltada, honrada o destrozada de cualquier manera posible. A fin de cuentas, eso es lo que pasa con los buenos clásicos, pero no de todos seguimos hablando 200 años después.