Tener fama, haber permanecido durante muchos años frente a las cámaras o en el banquillo, o tener una extensísima lista de filmografía no lo es todo en el mundo del sétimo arte.
Que lo digan todos aquellos actores y directores que nunca han sido carcomidos por los nervios mientras esperan en una butaca en la ceremonia de los premios Óscar. Es probable que muchos de ellos nunca lleguen a ver su nombre entre la lista de nominados; otros murieron sin ese honor.
En cuanto a intérpretes, uno de los casos más sorprendentes es el de Mia Farrow, quien actuó en repetidas ocasiones en filmes de su expareja Woody Allen.
Para el crítico nacional de cine Érik Fallas, la marginación por parte de la Academia constituye un caso extraño. En su opinión, hay al menos tres películas en las cuales Farrow merecía la nominación: El bebé de Rosemary (1968), La rosa púrpura del Cairo (1985) y Alice (1990). Estas tres tramas exigieron a la actriz una transformación psicológica nada sencilla.
“Pese a que nunca ha sido nominada, jamás vas a cuestionar el talento de Mia Farrow”, dice Fallas.
Tampoco ha sido privilegiado Christopher Lee, un actor “idolatrado” , según El País de España. Si bien hoy es mejor conocido por su taquillero papel de Saruman en la saga de El señor de los anillos , su talento quedó expreso en casi dos centenares de películas.
Otro nombre en la lista negra de la Academia fue el de David Carradine, quien primero saltó a la fama por su trabajo en la serie Kung Fu , pero que logró una gran interpretación como el villano en Kill Bill.
“Carradine, prácticamente, roba cada escena con entusiasmo y seguridad, y ofrece una actuación conmovedora que debe garantizar al menos un lugar en la boleta de los Óscar del próximo año”, señaló en el 2004 el crítico Scott Mantz , tras el estreno de Kill Bill Vol. 2 .
Pese a que Scarlett Johansson ha protagonizado aclamadas películas como Lost in Translation (2003) y Match Point (2005), ella tampoco ha sido favorecida por los seleccionadores de la Academia.
Entre la lista de los excluidos aparece, asimismo, Marilyn Monroe, el ícono de la belleza del siglo XX. Ella logró un Globo de Oro por la comedia Some Like It Hot (1959) y obtuvo dos veces el galardón Henrietta Award de ese mismo certamen, en la categoría de la actriz favorita.
“El estatus de Monroe como símbolo sexual impactó su percepción como una buena actriz”, apunta el medio británico Digital Spy .
También hay otros actores que, según criterio de Fallas, nunca lograron salirse del papel de la rudeza, por lo que no han mostrado la versatilidad necesaria para obtener una postulación. Tal es el caso de Arnold Schwarzenegger y Bruce Willis.
Aunque Jim Carrey se ha enfocado en el género de la comedia, sus papeles en The Truman Show (1999) y Man on the Moon (2000) sí fueron galardonados con Globos de Oro, pero fueron dejados de lado por la Academia.
Otro actor de corte más comercial que nunca ha conseguido reconocimiento en los premios de la Academia es Richard Gere, protagonista de Mujer nonita (1990) y Las dos caras de la verdad (1996).
“Uno de los mitos vivos de Hollywood que nunca ha sido candidato al Óscar. Su papel en Chicago , por el que ganó un Globo de Oro, no le valió la candidatura a la dorada estatuilla y en su lugar optaron el premio al que sería vencedor, Adrien Brody ( El pianista )”, señala el sitio español Fotogramas .
Cineastas olvidados. Aunque parezca increíble, el mítico Charles Chaplin nunca fue nominado por su revolucionario papel como director.
Sin embargo, obtuvo una postulación por su actuación en El gran dictador (1940) y recibió dos Óscar honorarios: uno en la primera ceremonia, en 1929, por su versatilidad e ingenio en la actuación, el guión, la producción y la dirección de El Circo ; y otro, en 1972, por su incalculable efecto en el sétimo arte.
Tampoco ha sido nominado ni una vez el afamado Spike Lee, pese a obras como Haz lo correcto (1989) y Malcolm X (1992). “Es un pecado. Él ha hecho películas, muy grandes, muy buenas, que abrieron brechas”, afirma Fallas.
“Ahora tal vez haya un espacio más abierto, pero cuando él empezó e hizo estos dos filmes, nominar a un director afroamericano era un atrevimiento” continuó.
Entre las leyendas del sétimo arte que quedaron al margen de los Óscar está también el nombre del austriaco Fritz Lang, responsable de clásicos como Metrópolis (1929) y M, el vampiro de Düsseldorf (1931).
Hay, asimismo, una lista de icónicos directores que nunca han sido llamados por el jurado de la Academia, pese a haber regalado al cine películas muy bien logradas, con una trama interesante y que terminaron por convertirse en éxitos de taquilla. Este es el caso de Christopher Nolan, la mente maestra detrás de la saga de Batman, y Tim Burton, poseedor de una estética única.
¿Y cómo olvidar el controvertido caso de Ben Affleck, cuyo filme Argo (2012) se llevó la más valiosa estatuilla el año pasado sin que él fuera nominado como director?
“La historia ha demostrado que hay directores que son buenos y nunca han recibido un Óscar. Creo que el Óscar no significa nada en la historia del cine”, aseveró el crítico de cine Wílliam Venegas.
“Yo no creo que haya intención de excluir. Lo que pasa es que la industria del cine se premia a sí misma; es un premio endogámico se premian solo entre ellos. En realidad obedece a factores de cualquier tipo, menos de calidad”, agregó.