Los ANGELES. AFP. Steve Sansweet estaba enganchado desde los tres años; a Jennifer Landa la picó el gusanillo cuando tenía unos seis y Michael Bender, a los dos, ya era todo un fanático de Star Wars.
Los tres se encuentran entre las legiones de fans que esperan el lanzamiento de la nueva entrega de la saga espacial, Star Wars: El despertar de la Fuerza , que estará en las pantallas ticas desde el 17 de diciembre.
Desde Estados Unidos hasta Rusia, pasando por China y Arabia Saudita, la épica saga interestelar ha generado durante décadas fieles devotos de diferentes generaciones en todo el mundo como pocas veces en la historia del cine .
“Los fans han jugado realmente un papel importante en la longevidad de la saga. Son culpables de que su aura haya crecido con el tiempo”, explicó Steve Sansweet, un exreportero del Wall Street Journal que en 1996 se unió a Lucasfilm como director de relaciones con fans y contenidos.
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El propio Sansweet, de 70 años, es un adicto a las aventuras de Han Solo, Luke Skywalker y compañía. Se retiró en 2011 y ahora gestiona el Rancho Obi-Wan –un museo sin ánimo de lucro en el norte de San Francisco–, que alberga la colección más grande del mundo de objetos dedicados a la odisea galáctica.
Se le permitió crear sus trajes, objetos y expresar su amor por este universo “mientras otras empresas amenazaban (a sus propios fans) con perseguirlos por violar los derechos de autor”, subrayó Sansweet.
Para él, George Lucas “fue más inteligente y permitió que Star Wars se extendiera en la cultura popular”.
Hoy en día, convenciones similares al Comic Con están plenamente dedicadas a Star Wars y atraen a decenas de miles de aficionados. Todo ello genera una enorme recaudación en piezas de coleccionista, libros, DVD y juegos de todo tipo.
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Todo lo anterior, al final, representa una publicidad espectacular, que además de gratis tiene un gran impacto en la época de las redes sociales.
Más historias. Michael Bender, un fisioterapeuta de 36 años, es otro de los fans que se hizo incondicional de la saga cuando era un niño.
“Yo tenía dos años cuando fui a ver El Imperio Contraataca , la segunda película de la saga y, en realidad, ese es mi primer recuerdo”, contó Bender, quien reside en Los Ángeles.
Su veneración por Star Wars es evidente al entrar en su apartamento. Sobre la mesa del café hay una enciclopedia de la saga –con un valor $3.200– , un ajedrez de coleccionista y libros electrónicos animados con sonidos y luces en un estante.
Muñequitos, cuadros y posters con la imagen de la épica película de ciencia ficción decoran las paredes, muebles y marcos de las ventanas.
En un baúl, Michael también guarda con mucho cuidado todos sus disfraces de Soldado Imperial, que usa como miembro del club Legión 501 . Se trata de un grupo que reúne a 8.000 seguidores de cosplay en todo el mundo.
Este club permitió a Bender poder vivir de su pasión y forjar muchas amistades.
“Cuando en 2011 fui a Túnez, donde se filmaron escenas de varios episodios de la saga, me encontré con otros fans. Estábamos de inmediato en la misma onda. Era increíble”, recordó.
Pero aún existen más casos que reseñar. Para Jennifer Landa, de 35 años, la pasión por la Star Wars roza la obsesión.
Desde el suelo hasta el techo, su apartamento es una oda al universo Star Wars . Sábanas, valijas, joyas, moldes para pasteles, zapatillas, tazas. Incluso está a punto de incrustar, en su mesa de cristal, a los personajes de Yoda y Jabba el Hutt.
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Cuando se casó el año pasado, la ceremonia estuvo inspirada en lo que ella considera una forma de vida: su padre estaba vestido como Darth Vader, los padrinos de soldados Imperiales, las damas de honor de princesa Leia, y la tarta estaba presidida por Wampa y Tauntaun.
“Quería algo que nos representara como pareja”, explicó Landa.
Landa reconoce que se sintió sola durante mucho tiempo, pero se dio cuenta que no estaba sola y comenzó a vivir como siempre quiso.
“Descubrí que Internet había muchas personas como yo. Así que ahora voy a fondo con ello. Eso es lo que soy y no lo quiero ocultar más”, finalizó.