Los Angeles. AFP. Fiestas, almuerzos, proyecciones privadas, encuentros con los protagonistas y viajes: es más que claro, la carrera por el Óscar no se libra solo en la gran pantalla.
Durante meses, los nominados tienen que desplegar todo su carisma para conquistar a los votantes de la Academia.
La campaña por los galardones más prestigiosos del cine es casi tan feroz como una campaña electoral. Hay que sonreír, ser simpático, hacerse selfis, responder a preguntas y evitar a toda costa polémicas.
“No puedes sentarte y esperar a que la película haga el trabajo por ti”, dijo Tom Nunan, productor ejecutivo de Crash , la ganadora en 2006 de la estatuilla dorada a mejor película.
Hay que pasar a la acción y ganarse los votos.
Así lo están haciendo Leonardo DiCaprio, decidido a alzarse con el primer Óscar de su carrera; Brie Larson, la nueva promesa de Hollywood; o los equipos de La gran apuesta , El renacido y Spotlight.
Para ello, los estudios han puesto en marcha su maquinaria infernal, un ejército de publicistas y expertos en marketing encargados de diseñar la estrategia más exhaustiva e impactante.
Las compañías fílmicas llegan a gastarse entre 3 y 10 millones de dólares por película, todo con el fin de que sus nominados estén en todas partes a todas horas. Las productoras más pequeñas, por su parte, deben contentarse con dar la batalla con un presupuesto más modesto, por lo que echan mano de las redes sociales.
“Sin lugar a dudas ayudan para darlos a conocer. Son una herramienta esencial en las campañas de hoy en día”, explicó un publicista del medio que prefirió mantenerse en el anonimato.
Estrategias. Para los publicistas, la forma más popular y fácil de conectar con ellos es mandarles la película a casa.
“El DVD fue un punto de inflexión para cortejar. Fuimos los primeros en enviarlo y eso marcó la diferencia” en la campaña de Crash , que terminó quitándole el Óscar a Brokeback Mountain .
Pero según los expertos lo que más incide son las proyecciones privadas, que incluyen preguntas y respuestas para que los académicos conozcan personalmente a los protagonistas.
“Parece una tontería, pero si has ido a ver Birdman y te ha gustado, y luego conoces a Michael Keaton y te cae bien, a la hora de votar le das tu apoyo”, subrayó Alvar Carretero de la Fuente, de la agencia JJPR.
Entre las campañas que su empresa lleva este año destacan The Martian y Brooklyn , candidatas a llevarse el premio más importante de la gala.
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Hace unos días, De la Fuente organizó un almuerzo en un lujoso hotel de Los Ángeles. La idea era que unos 200 académicos conversaran con Matt Damon, nominado por su papel protagonista en la odisea espacial.
Los protagonistas de este año, sin duda, están totalmente comprometidos para poder ser los grandes triunfadores de la gala del domingo 28 de febrero.
Eddie Redmayne, Bryan Cranston, Cate Blanchett y Rooney Mara están haciendo campaña, pero DiCaprio y Larson los están eclipsando.
Pero cuidado que hay excepciones. Algunos actores, como Daniel Day-Lewis, no hicieron casi nada y aún así ganaron. El actor lleva ya tres Óscar con Mi pie izquierdo (1990), There Will Be Blood (2008) y Lincoln (2013).
En cualquier caso, no ha habido mayor controversia como la de 1999, cuando Shakespeare in Love ganó a Saving Private Ryan .
La prensa especializada atribuyó la victoria a campaña del productor Harvey Weinstein, que saturó los medios con anuncios y agasajó con demasiado esmero a los votantes.
A Steven Spielberg se le congeló la sonrisa. Fue un momento de película.