Hace más de un año y junto a un selecto y particular grupo de japoneses, la cineasta costarricense Érika Bagnarello tomó un gran barco, se aventuró en el oceáno y recorrió el mundo: era el famoso
Su aventura fue más que fructífera: filmó un sentido documental y conoció bellas ciudades pero, sobre todo, sensibilizó su corazón ante el dolor generado por las armas nucleares. Sobre las olas y las mareas, le acompañaronn milagros vivientes del impacto radioactivo: sus compañeros de viaje.
Luego de tan intensa aventura, en abril pasado Bagnarello volvió a Japón –país que en 1945 sufrió en carne propia el impacto nuclear–. Allí, los japoneses pudieron ver en imágenes lo que una costarricense percibió de su desgracia. Una tica dibujó una de las páginas más tristes de la historia de ese país.
Durante 129 días en el mar, Bagnarello filmó la causa de los hibakushas (sobrevivientes de la bomba atómica en Japón), que recorrieron el mundo llevando un claro mensaje: “Por favor, no más armas nucleares”. Pero no solo eso, ella se atrevió a recrear la pesadilla histórica de las bombas mortíferas.
Del aleccionador viaje, a bordo del
Los hibakushas y la sociedad nipona tenían que ver este intenso filme, realizado por una cineasta de un país que, además de pequeño, no tiene ni piensa tener ejército. ¿Qué podría saber una tica de la guerra, o del dolor de una bomba atómica?
“Eso me preguntaron mucho en Japón. ¿Viene de un país sin ejercito? Les llamaba mucho la atención”, narró Bagnarello.
“Soy sincera, yo al principio no sabía mucho de la bomba atómica, fueron los duros testimonios de los hibakushas que me ayudaron a interesarme por este tema”, agregó.
Del 10 al 28 de abril Bagnarello fue invitada a proyectar su filme en pequeñas salas de Hiroshima, Nagasaki, Yokohama, Cobe y Tokio, provocando lágrimas de los sobrevivientes, comentarios alentadores y una gran admiración de los representantes del
“Me puse contenta y me comovió saber cómo vio Érika nuestra experiencia, sobre todo desde la visión internacional que ella podía tener. Nos animó muchísimo”, dijo Setsuko Thurlow, una de las sobrevivientes, luego de ver el filme.
Canales de televisión como la NHK World, programas de radio , y periódicos nacionales como el
“El 10 de abril en Yokohama, presenté el documental ante el embajador de Costa Rica. Fue algo muy formal. Ahí empezó todo. A partir de ahí fui visitando muchos otros lugares con el documental. Muchos periodistas se interesaron por el tema y me entrevistaban con intérpretes”, afirmó Bagnarello.
Por si fuera poco, el vuelo que Bagnarello inició en Japón, la llevó luego a Nueva York, donde estuvo del 29 abril al 5 de mayo presentando su filme. Ella proyectó el documental en la antesala del Tratado de No Proliferación Nuclear, que se celebró bajo el impulso de la Organización de Estados Americanos.
La actitud de Shigetaka se entiende cuando uno ve el filme de Bagnarrello, ya que la cineasta no se conforma con narrar la aventura de los hibakushas en el
“Para que se comprendiera mejor la lucha de los hibakushas en el barco había que contextualizar. Entonces decidí dedicar una gran parte del documental a graficar y explicar todo lo que pasó en 1945. El dolor nuclear”, dijo Bagnarello.
De esta forma, la mitad del documental la dedica a esta contextualización histórica y la otra a la acción de los hibakushas en el viaje.
Para lograrlo, Bagnarello se valió de una amplia investigación, archivos y referencias del
“
Pero no solo eso: Bagnarello incluyó en su trabajo la animación
“Fue complejo hacer un documental para una audiencia extranjera. Sobre todo comprender todo y plasmarlo bien. Creo que eso lo logré y me siento orgullosa como cineasta”, dijo Bagnarello.
“Pero ante todo, quiero decir que ahora siento una responsabilidad moral. La responsabilidad de que todo lo que aprendí con los hibakushas debo contárselo a la gente, pues me siento privilegiada”, finalizó la cineasta.
El documental
Según Bagnarello, el filme podría exhibirse en las salas de cine de Costa Rica, para lo cual se halla en negociaciones.