Hasta los crueles inicios de la pandemia del sida en Estados Unidos, se remonta la trama de Dallas Buyers Club ( El club de los desahuciados , 2013) filme que se estrena hoy en el país y que está nominado a seis premios de la Academia.
Sus postulaciones incluyen mejor película, pero como favoritas a conquistar la estatuilla sobresalen sus candidaturas en la rama de mejor actor, para Matthew McConaughey, y mejor actor de reparto, para Jared Leto.
Por sus impactantes interpretaciones, de dos moribundos con sida, McConaughey y Leto ya ganaron el Globo de Oro, los Critics’ Choice y también se hicieron con el premio SAG.
McConaughey perdió 22 kilos para encarnar a Ron Woodroof, un personaje de la vida real que fue electricista y vaquero de rodeos en el estado de Texas.
Woodroof es homófobo, heterosexual, libertino y adicto a la cocaína, y como amarga sentencia le acaban de dar 30 días de vida. Corre el año de 1985, y los médicos fueron contundentes en su diagnóstico: tiene sida.
Decidido a luchar por su vida, Ron descubre que un médico en México usa un cóctel de medicamentos y vitaminas mucho más eficaz contra la enfermedad que el AZT, la única terapia entonces permitida en Estados Unidos.
“En ese momento no había medicamentos adecuados. Se trabajaba con una droga (la AZT) que, inicialmente, fue creada para tratar el cáncer y se estaba experimentando con ella”, dijo el tico Miguel Agüero, representante de Generación Cero , una asociación que combate la discriminación social.
Sin el apoyo de la FDA, la agencia federal de medicamentos, Ron decide importar los nuevos tratamientos y crea un club de compradores, el Dallas Buyers Club.
Para montar su negocio, cuenta con la ayuda de Rayon, un joven transexual con VIH (Jared Leto), y actúa bajo la mirada escéptica pero benevolente de Eve, su doctora, encarnada por Jennifer Garner.
“Hablar de la enfermedad desde la perspectiva de un heterosexual nunca se había hecho. Woodroof no estaba en una cruzada, solo trataba de sobrevivir”, explicó McConaughey, al promocionar el filme en Estados Unidos.
El Woodroof real, quien sobrevivió siete años a la enfermedad, ni siquiera se dio cuenta de que era un pionero en la batalla contra el sida, una dolencia nueva contra la cual los médicos no sabían qué hacer.
“Aquí hay un tipo que no terminó la escuela secundaria, un electricista que se vuelve experto en la enfermedad, y aprende cómo prolongar su vida de una manera saludable”, agregó el actor, de 44 años.
Sin pensarlo, Woodroof cimentó las bases para el desarrollo del tratamiento, que en la actualidad hace que los infectados con el VIH lleven una vida mejor.
“Esto hay que dejarlo claro, actualmente sí se cuenta con medicamentos aprobados y se dan en las clínicas. Ahora, la enfermedad no necesariamente está ligada con la muerte”, agregó Agüero.
De hecho, para McConaughey, Dallas Buyers Club no trata de la muerte, sino de la vida.
“Nadie quería financiarla. Cada vez que leía el guión, pensaba: ‘esta es una película que hay que hacer’. Pero nadie quería financiarla”, explicó McConaughey, quien al recibir el Globo de Oro contó que la historia de Dallas Buyers Club fue rechazada 86 veces.
Como subrayó el director del filme –el cineasta canadiense Jean-Marc Vallée– el libreto se mantuvo en un cajón durante 18 años.
“El guión fue escrito en 1992. ¿Qué pasó? Tal vez los años 90 no eran un buen momento, tal vez era muy reciente”, expresó el director.
La película se rodó, finalmente, en 25 días y con un costo de $5 millones, una miseria para los estándares de Hollywood, sin luz artificial y sin un equipo de electricistas.
Al final, la apuesta funcionó a medias, pues con $30 millones recaudados a la fecha no ha sido demoledora en las taquillas, pero sí ha recibido el dulce abrazo de la crítica internacional.
“No solo hay calor, inteligencia y una sinceridad innegable (en la cinta), sino que también hay una determinación de ir a lo seguro con una historia dolorosa y fascinante”, publicó A. O. Scott , de The New York Times.
Transformaciones. Para interpretar a Woodroof con la mayor fidelidad posible, McConaughey escuchó las entrevistas que los guionistas habían realizado cuando el activista seguía vivo.
Sin embargo, fue la lectura de su diario íntimo lo que le dio la clave del personaje.
“Fue así que tuve la impresión de estar sentado al lado de este tipo. Solo, un sábado por la noche, a las 10:30 p. m., esnifando cocaína”, recordó el actor.
De esta manera, McConaughey se ganó las palmas de la crítica mundial, que ha caído rendida ante su demoledora encarnación.
“McConaughey se asegura de que sintamos su tenacidad y sale triunfante. Su explosiva interpretación define lo que hace grande a un actor, el ardiente compromiso con un personaje”, escribió Peter Travers, de Rolling Stone .
Jared Leto, también premiado por su actuación de Rayon, dijo, por su parte, que la decisión de hacer la película fue “casi inmediata”.
“Pensé que era una oportunidad increíble para dar vida a un personaje muy original. Y yo, inmediatamente, vi el papel como un transexual y no como un travesti”, señaló Leto sin titubear.
“Pensé que era el momento para retratar a una persona real y no a un cliché o estereotipo. Y eso fue emocionante”, agregó el actor en un video promocional del filme .
Vallée contó que la primera reunión con Leto fue por Skype y fue muy particular.
“Tenía una peluca, un vestido, los labios pintados y coqueteaba conmigo”, narró el director.
El actor, sin exagerar, se mantuvo día y noche en su papel durante todo el rodaje.
“La primera vez que conocí al verdadero Jared Leto fue en la presentación de la película en el festival de Toronto”, reveló el cineasta.
Advertencia. A pesar de que Dallas Buyers Club es solo una fotografía de los inicios en la pandemia en los 80, a la organización Generación 0 le preocupa que el público nacional haga una lectura equivocada del largometraje.
“Los actores bajaron de peso y utilizaron maquillaje para representar el estado deplorable de los enfermos. Quizá eso sucedía antes con los pacientes, pero, actualmente, si la persona va a la citas, se toma los medicamentos y hace ejercicio puede llevar una vida normal y no verse tan mal”, expresó Agüero.
“Es valioso eso sí, que la cinta señale las costumbres de exclusión social, las cuales en cierto grado todavía se presentan en nuestra sociedad”, finalizó.