Para demostrar el crecimiento del director de cine canadiense, Denis Villeneuve, está su propia filmografía: interesante, valiosa y hasta discutible. Ahora nos llega su filme más reciente, titulado La llegada (2016), dentro del llamado género fantástico, con el Norte de la ciencia ficción.
De alguna manera, Denis Villeneuve ha logrado colarse dentro del cine industrial de Hollywood sin perder los rasgos de autoría que caracterizan a este valioso cineasta. El suyo es un cine de constantes que lo identifican película a película (cine de autor), que están por encima del cine estrictamente comercial (de productor).
Con guión de Eric Heisserer, a partir de un relato de Ted Chiang, La llegada vuelve a darnos la llegada de alienígenas con sus naves a la Tierra. Es la historia que H.G. Wells llevó a punto alto en la literatura con su novela La guerra de los mundos , cargada al cine de manera grandilocuente por Steven Spielberg.
Villeneuve escoge otro camino para presentar a sus alienígenas: su relato se estructura y crece de manera admirable, pero “hacia adentro” de los personajes, a partir del trato que se establece entre los humanos y los visitantes, de cuyas intenciones no hay advertencia primera. Quiere ser un filme existencialista.
Sin ser espectáculo ferial y lejos del estilo de los superhéroes, La llegada es película que –con su arte, estilo y tratamiento– logra ser perturbadora, de fino suspenso y texto crítico, con doce naves alienígenas aterrizadas en distintas partes de la Tierra. Es cuando llaman a una experta en lingüística (buena actuación de Amy Adams) para que descifre el mensaje de los extraterrestres.
La idea no es novedosa. Está presente en un clásico titulado El día que la Tierra se detuvo (1951), dirigido por el gran Robert Wise, donde Klaatu y su robot son enviados de lejos en el espacio para amonestar a los humanos sobre el tema de la paz, lo que los políticos no quieren entender.
Ahora La llegada nos muestra sujetos del espacio abierto. Ellos vienen a enseñarnos algo importante: que el aprendizaje de un lenguaje superior llevaría a los humanos a un estado sumo del conocimiento. La verdad es que el asunto no es nuevo, se sabe que a mayor dominio de lo abstracto, hay más desarrollo de la inteligencia.
También se sabe que la palabra es la realidad directa del pensamiento, es su “envoltura material”. Por eso, el lenguaje permite formar pensamientos y, por igual, es agente de socialización. El pensamiento crece con el lenguaje, así que no es tan novedosa la propuesta alienígena.
Sin embargo, ese asunto permite que Villeneuve nos dé un filme muy bien narrado, con suspenso hábil y bien dosificado por la música y la fotografía. Es cine del mejor, a partir de que la calidad de un filme no está en la originalidad de la trama.
Eso sí, la película lleva agua a ciertos molinos. Ahí lo verán: Estados Unidos quiere la paz con los “visitantes”, mientras Rusia, China, Irán y otros son los “descerebrados” que apelan a la violencia. Pura ideología que es fuego fatuo dentro de la riqueza interna de una película del todo recomendable.
Título original: Arrival
EE. UU. 2016
Género: Fantástico
Dirección Denis Villeneuve
Elenco: Amy Adams, Jeremy Renner, Forest Whitaker
Duración: 116 minutos
Calificación: Cinco estrellas de cinco posibles