A sus 43 años, siguen los dilemas de soltería de la carismática Bridget Jones , ahora con la tercera película de la saga: El bebé de Bridget Jones (2016), dirigida de nuevo por la inglesa Sharon Maguire.
Esta realizadora fue quien dirigió el primer filme de la serie titulado El diario de Bridget Jones (2001). Sin duda, la mano de dicha directora hace semejante este tercer filme de hogaño con el primero de antaño. Es también la diferencia con el segundo de la fila, titulado Bridget Jones: Al borde de la razón (2004), dirigido por la también realizadora inglesa Beeban Kidron.
Como personaje, Bridget Jones nace de la novela de la escritora Helen Fielding. Desde la primera película, Bridget se sentía solterona a los 32 años, por lo que devino en mujer parlanchina y de mucho comer, a quien le dio por escribir un diario para llevar registro de sus asuntos. Dicho personaje tiene orígenes periodísticos, cuando Helen Fielding comenzó a escribir una columna semanal en el periódico inglés Independent , donde hablaba de sus reveses y de sus obsesiones. La firmó con el pseudónimo de Bridget Jones.
LEA TAMBIÉN: 'Bridget Jones': El caos nunca acaba
El éxito hizo que Fielding escribiese una novela con sus artículos. La primera fue película agradable y de fácil digestión, con toque femenino para hablar del amor y del sexo. La segunda fue mala caricatura de la anterior. Ahora, El bebé de Bridget Jones retoma el aire original, aunque la trama vuelve a narrar las inseguridades de una mujer entre dos hombres. Como Bridget Jones, Renée Zellweger pasa a exagerar las gesticulaciones o muecas de su personaje, al punto que uno quisiera darle un tranquilizante, así desde el principio, siempre, incluso cuando la acompaña un tema musical tan “llegadero” como lo es All by myself.
Por eso, no le es difícil al buen actor Colin Firth robarle pantalla a Renée Zellweger. Él es el siempre caballeroso Marc Darcy, a quien vemos en sesión erótica con Bridget. El tercero en la discordia amorosa se llama Jack, con actuación harto falseada de Patrick Dempsey.
Cuando Bridget se ve embarazada, igual descubre que el papá puede ser cualquiera de los dos tipos mentados. De ahí en adelante se arma el entarimado del guion, en el que participa Emma Thompson, quien, de paso, se dejó para sí el personaje de la ginecóloga del embarazo.
El filme tiene algunos buenos ratos cómicos, pero es cine vulnerable por su psicología de bolsillo y porque reitera situaciones.
Su humor no es tan original: tiene secuencias que incluso se le deben a Chaplin, pero esto no lo saben las nuevas generaciones. Filme simpático y clasista (sus dilemas son los de las gentes acomodadas), pero frívolo. Película que busca hacer dinero, o sea, comercial, y que –por eso– funciona bien en boleterías, pero no dentro del mejor cine.