Dicen que el hambre no tiene paladar. El mal cine tampoco. No sabe a nada, todo le sabe a todo y se come lo que sea. Así, dentro de sus tantas deficiencias, la película
Una vez más, desprendiéndose de un videojuego que debe ser mejor que la película, tenemos una saga hollywoodense hecha en serie, pero nunca en serio (como otras). Esta cuarta (¡cuarta!) versión fílmica solo estira una goma de mascar que ya perdió todo sabor, toda originalidad y cansa más que una necia rasquiña en el cuerpo y, ya se sabe, es más fácil soportar un dolor que soportar una picazón.
Ahora se le agrega la tercera dimensión (3D), pero nada mejora y todo empeora. Así, el argumento lánguido, repetitivo, cansino y con más de lo mismo, nos llega –¡qué ahogo!– con la truculencia absolutamente comercial de la 3D, trucaje que nada aporta a la calidad del filme. Este es cine que, en lugar de resucitar, se muestra como una franquicia absolutamente muerta. Esta saga cinematográfica con las aventuras de Alice (la heroína) es un balde más que pateado.
A confesión de parte, relevo de pruebas. Leamos lo que se dice en el propio boletín de prensa de
Si la trama habla de lo mismo, igual es el diseño de personajes, las actuaciones son calcomanías y de las malas, el planteamiento de situaciones se destaca por la ausencia de originalidad, el desarrollo de los diálogos no lleva a ninguna parte y el tratamiento del tema es de pésima calidad: sin raíces no hay árbol que nazca.
Uno lamenta ver a Milla Jovovich en estos menesteres de actriz indigente, con un personaje totalmente liso, inexpresivo, esquemático y, ahora, menos intenso. Ni ella logra levantar a esta cinta de consumo instantáneo y olvidable (mientras uno la ve) y que, para peores, no tiene final completo, solo nos anuncia el largometraje que sigue: ¡vaya desfachatez!
O sea, para que no quede duda alguna, esta es una serie temática que, cinta a cinta, se plagia a sí misma con total descaro y peores resultados. A veces se permite ese gustillo pseudocinéfilo de hacer referencia a otras películas o de copiarlas vulgarmente. Alguien dijo que es como ver películas en combo (¡valga la ironía!). También, por secuencias, ofrece exquisitas manifestaciones visuales, pero desarticuladas del concepto total del filme y más cercanas al plagio ¡de otras películas!
(Sobre lo anterior, no faltará un crítico que diga que