Crítica de cine: Hitchcock

Alfred Hitchcock creyó en el poder de la imagen y lo demuestra de manera ferviente con su filmografía. Él no solo utilizaba imágenes para contar historias, sino que también utilizó sus historias para crear imágenes. Así, con sus filmes, diseñó un universo propio dentro del cine. Es su gran mérito.

Aún más, se puede afirmar que el señor Hitchcock no solo fue un maestro del suspenso, sino un gran creador de formas. A este histórico realizador, la virtuosa revista francesa Cahiers du Cinéma le dedicó, en su totalidad, su célebre edición número 39. Hoy, la película dirigida por Sacha Gervasi está muy lejos de ser un buen estudio de don Alfred Hitchcock.

Al ubicarse solo en el período en que el cineasta inglés rodó Psicosis (Psycho) , mucha información queda por fuera para el espectador. Esto es fatal para quien no conozca del cineasta nacido en Leytonstone, Londres. Ello es más probable con las nuevas generaciones.

De alguna manera, el filme busca obtener una visión sobre el ser humano hitchcockiano , a la luz de que toda estética comporta una ética, por lo que pretende hablar de su estilo y de su personalidad en un todo: desde su faceta en un plató como director hasta el marido celoso con una esposa (Alma) llena de energía.

Así, la película procura ser algo más que una simple mirada; pero, la verdad, es tan superficial que ahí se queda: en una simple mirada. Es una especie de documento liviano, propio de una revista de espectáculos, donde lo histórico se confunde con el chisme para caracterizar a un personaje de tal calado.

Las constantes del cine de Hitchcock no están en este filme ni tampoco lo esencial de una película tan valiosa como Psicosis , punto alto del suspenso. En Hitchcock , el filme de hoy, el interés se concentra en la escena del crimen en la bañera y en cómo se hizo para financiar la película Psicosis .

Tampoco vemos al Hitchcock lleno de teorías freudianas, humanista y satírico a la vez, capaz de apreciar lo “anormal” y mostrarlo con realismo y suspenso. La película dirigida por Sacha Gervasi está hecha a pura brocha gorda, sin pincel alguno y, a lo sumo, es cápsula informativa.

Es como si los guionistas pasasen de puntillas por el tema y, por ello, la película más parece una caricatura del personaje, de la obra de dicho personaje y hasta de sí misma, con un esperpéntico maquillaje que debe aguantarse el actor Anthony Hopkins (como Hitchcock), en uno de sus peores trabajos.

Quien sí destaca y le da alguna fuerza dramática a la película es la actriz Helen Mirren (como Alma), intensa con su personaje, como suele suceder con esta genial actriz. La acompañan bien Scarlett Johansson y Jessica Biel, sobre todo la primera como Janeth Leight, por quien Hitch tenía una admiración abierta y sublimada a la vez.

Se puede recomendar esta película para saber algo –¡un poco!– de sir Alfred Hitchcock, a sabiendas de que es un acercamiento frívolo y hasta trivial del personaje, casi una caricatura. Ahora, si quieren ver, en este filme, un cuento otoñal de la relación de pareja en el matrimonio, lo pueden disfrutar mejor, tanto como su música.