No hay peor tortura que la que provocan los fantasmas internos: los recuerdos, los vacíos, lo que nunca sucedió, los errores, el caos, los altibajos, la felicidad que se escapó de las manos.
En el superficial y frívolo mundo de alta sociedad de Susan Morrow (Amy Adams), un paquete inesperado será el inicio de una historia de angustias y lamentos: contiene la novela debut de su exmarido, titulada Animales nocturnos , y dedicada a ella.
Así, el diseñador de modas y ahora cineasta Tom Ford vuelve a la pantalla grande con esta cinta homónima, compuesta por una trama que se teje alrededor de las apariencias y de una densa exploración humana.
Luego de sorprender con el éxito de A Single Man , su ópera prima, Ford vuelve a despertar la curiosidad de la industria con una cinta de suspenso dramática, con aires de cine neo noir.
“Si en su primera película tras la cámara, Un hombre soltero (2009), [Ford] exploraba hondos conflictos personales derivados de la homosexualidad, ahora en Animales nocturnos parece pedir perdón o incluso tratar de expiar la culpa por su propia posición en la cultura popular, y a la vez recordarnos amargamente qué solo se siente uno en lo alto de su torre de marfil”, destaca El Confidencial.
Crudo relato. El nuevo filme de Ford, marcado por su sello estético, comienza con una imagen de un grupo de voluptuosas mujeres bailando desnudas.
Se trata del más reciente performance en la galería de Susan, quien tras su divorcio comenzó una vida con un médico.
Sin embargo, tras 15 años de silencio mutuo, Susan recibe el paquete de Edward (Jake Gyllenhaal), con una nota en la que le pide el favor de echarle un vistazo a la novela, pues ella siempre fue su mejor crítica.
Al abrirlo, Susan se corta un dedo, y esto debería servir de presagio para lo que vendrá después. La publicación de Edward lleva implícita una venganza que le erizará la piel a su exesposa, con un frío relato sobre la pasión de un asesino.
Animal Nocturno, era de hecho, la forma en que Edward solía llamar a Susan, decido a sus dificultades para conciliar el sueño.
El libro no es más que la forma que Edward encontró para mostrar a su expareja cómo él visualizaba la relación y la devastación que le generó la ruptura. Es, al mismo tiempo, un recordatorio de que la felicidad que ambos perseguían siempre estuvo frente a sus narices.
A medida que ella se sumerge en la trama de la narración, la salvaje historia que incluye hasta cadáveres sobre un refinado sillón rojo pasa a un segundo plano y los vacíos que le heredó su pasado a Susan se convierten en el eje central de la historia, hasta un final que Ford se niega a aclarar.
“Susan soy yo. Tiene pertenencias materiales pero se da cuenta de que no son las cosas importantes. Lucha contra el mundo en el que yo vivo: el de los ricos absurdos, de la falsedad y la vacuidad”, dijo el cineasta a The Hollywood Reporter.
Este filme llega a los cines con muy buenos precedentes, pues en el festival de Cannes del año pasado Focus Features adquirió sus derechos de distribución por $20 millones, la cifra más alta que se ha pagado en un certamen.
Además, Animales nocturnos fue ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia y cuenta con tres nominaciones para los Globos de Oro: mejor director, guión y actor de reparto, para Aaron Taylor-Johnson.
Tal parece que vale la pena darle otra oportunidad a Ford.