La alborada daba ayer sus primeros pasos y los más de 200 adultos mayores del Hogar Santiago Crespo, en Brasil de Alajuela, se preparaban para un día distinto, particular y divertido.
Mientras ellos se dirigían al comedor, unos más despacio que otros, casi todo el elenco del programa radiofónico El manicomio de la risa (de radio Omega, 105.1 FM) comenzó a irradiar alegría, desde el jardín de ese sitio.
Eran apenas las 6 a. m. y la señal del
Ahí, en la mesa principal, estaban los humoristas Juan Rafael Sandoval (Emeterio), Alejandro Quirós (Beto Copas), José Kawas (Chito Pitt) y Ronny Zelaya (
La actividad especial tenía un objetivo noble y sincero: celebrar octubre como el mes internacional del adulto mayor.
Por eso, la transmisión cayó como anillo al dedo para Maybelline Temple (figura habitual en el programa durante los últimos meses), conocida como
La estrella dorada calentó cada vez más y algunos residentes del hogar se animaron a acercarse al punto donde el humor construyó ayer una jornada peculiar.
Ulpiano Matarrita fue uno de esos atrevidos. Su mejor chonete y la corbata que solo usa en ocasiones especiales lo acompañaron en su paso a la mesa principal.
Pocos después, lo secundó Eligio Arias, quien con radio incluido llegó a escuchar los chistes, ocurrencias y bromas que brotaban entre los miembros de
Primero arribó Adilia Molina, de 94 años. En su silla de ruedas, impulsada por una empleada del centro, ella dejó claro desde un comienzo que el micrófono es un aparato que no le infunde temor alguno.
“¡Llegó mami! ¿Por qué llegó tan tarde”, le dijo Carlos Álvarez.
“Yo les decía que me sirvieran rápido el desayuno porque tenía que ir a una presentación muy importante”, replicó Molina.
La adulta mayor complació al público que le pidió que contara un chiste. Ofreció dos en menos de un minuto, que generaron una risotada absoluta.
“¿Ya puedo contar el chiste?” expresó Molina segundos después, en una acción que extendió el jolgorio y las risas.
Era momento ya de que apareciera Zoraida Murillo, cuyos 84 años de vida no le impidieron defender a capa y espada al equipo de futbol de sus amores.
Como herediana empedernida, recordó los últimos cinco marcadores en el campeonato nacional del
Murillo aprovechó la ocasión para regañar a Jonathan McDonald, jugador de la Liga Deportiva Alajuelense. “Con él, me peleo cada vez que aparece en la tele. Que demuestre con goles, y no con patadas, si es bueno para jugar bola”, exclamó con tono de enojo.
Adilia Molina volvió y aseguró que diría una bomba y un chiste. “Son un poco picantes”, advirtió para, de inmediato, complacer con la bomba que cuenta las aventuras de un toro mocho en la punta de un cerro, lo cual provocó que a lo lejos se escuchara: “Se le cayó La Biblia”.
Molina aprovechó el momento de retirarse de la actividad para sacarles más risas a los presentes. “Emeterio, lo felicito por su nombre”, dijo poco antes de despedirse.
Eran las 9 a. m., hora en que el equipo del programa dijo adiós a sus oyentes, algo que fue más complicado de hacer físicamente, pues los adultos mayores pedían abrazos, fotografías o un simple saludo.
Cuando el programa era historia, la música invadió el patio del hogar de ancianos, que se convirtió en una pista de baile.
“Ven, ven... ladronzuelo ven”, se escuchaba en el coro de la canción. Mientras dos parejas mostraban sus mejores pasos, la actividad concluyó, como toda una ladrona de sonrisas, vida e ilusión.
Colaboró Francisco Barrantes, corresponsal de GNN.