“¿Es por Serrat?” es la pregunta. “Sí” responde Joan Manuel Ramírez Barquero ya en plan de confesión y añade: “Mi papá es admirador de Serrat”; de modo que tal es el origen de sus nombres. A falta de Mediterráneo , a nuestro Joan Manuel lo visita el océano Pacífico, que le sonríe frente a Puntarenas para salir en sus acuarelas, donde parece que el bullicioso Sol se ha quedado ardiendo en el primer día de la Creación.
Ramírez ha venido desde Esparza –donde labora– con su carpeta de acuarelas: museo portátil de edificios, iglesias, ruinas y firmamentos azules: tan azules que parece que el cielo se hubiese canjeado con la alta mar.
Joan Manuel ofrece la exposición Patrimonio : once acuarelas que exhibe en el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (antiguo Banco Anglo Costarricense), del centro de San José.
Joan Manuel (San José, 1982) es un maestro de la acuarela, y en sus obras se yerguen edificios declarados patrimonio histórico arquitectónico. Si todo el catastro fuese tan bello, el Registro Nacional sería el museo que le falta a Costa Rica.
Fachadas y detalles. Joan Manuel cultiva la acuarela, y el dibujo a la plumilla y a la tinta china; las tres técnicas se presentan aquí, en el Antiguo fortín de Heredia (40 x 30 cm). “Utilicé la mancha más libre. Apliqué la ley del encerramiento visual; es decir, invité al espectador a completar la estructura con la imaginación pues no todos los rasgos del fortín están definidos”, detalla el artista.
Agrega que aquella técnica le facilita el resaltar la luz de los edificios. Joan también utiliza la perspectiva en contrapicada (desde abajo) para dar majestuosidad a los objetos.
Otra de las piezas es la Antigua torre del templo católico de Santa Cruz (Guanacaste), con su lisa y roja sobriedad. La torre se terminó en 1830 y se restauró en el 2003.
La Antigua casa Jiménez de la Guardia es otra pieza, más vinculada con el autor. “Yo pasaba frente a esa casa cuando era niño, y me daba lástima que estuviese abandonada. La restauración me animó a retratarla”, explica el pintor. La Casa se compone de manchas de alto contraste en las que vuelve la ley del encerramiento. En unos ángulos, los contrastes parecen ofrecer un relieve: acuarela en 3D.
Edificio de Correos incluye algunas personas: el factor humano. “Es la realidad: así es la vida”, dice el artista. Sus personas fueron pigmentos y agua navegantes en la pecera de un pincel, mas ahora caminan atentas a sus cosas.
El Detalle del templo católico de Nuestra Señora de las Mercedes (La Merced) nos acerca a una parte del edificio neogótico que es “el templo más logrado y vistoso” de la capital, según la autorizada opinión del arquitecto Andrés Fernández.
Teatro Nacional de Costa Rica : la única obra hecha con tinta china y aguada (la tinta diluida en agua, de modo que ofrezca varios tonos de gris). Aquí hay serenidad de tarde, y también ecos dibujados de los grabadores a quienes Joan Manuel admira, como Gustave Doré.
Lucífero viaje. Antigua Botica Solera , quilla de un barco de papel: curva leve, prestancia añosa, art déco anclado en la ciudad. “Aparece con el tono crema original del edificio”, indica Joan Manuel. (Sí, y ojalá se salve del imperialismo del grafiti.) Los colores del cielo son imaginarios, pero mejores. Nos cubre un azul jugoso, contraste con las delicadas paredes de la esquina.
Ruinas del templo católico de Ujarrás es una obra “rápida” (J. M. dicit ), elaborada con insinuaciones y veladuras. Casi tocamos la sacra humedad del aire. De composición impresionista, las pinceladas sugieren el objeto a la distancia. “Me gusta el impresionismo, pero mucho más Joaquín Sorolla [1863-1923] por su luz”, detalla el artista.
La obra Antiguas ruinas de Santiago Apóstol (Cartago) resalta un detalle a las 4 de la tarde. El color azul ultramar se sube al cielo y se lanza un poco sobre una pared que tuvo la ocurrencia de hacerse espejo. A Joan Manuel, de la santidad de las iglesias lo tienta la luz.
He aquí el Templo de Orosí . El blanco es tan blanco que cierra los ojos del Sol. Ante el gozoso empuje de la luz, Joan ha empleado grises en las sombras para que sostengan las paredes. Azul, verde, gris y tierra: los colores del edificio se repiten en las vegetación cual si fuese la paleta del pintor. Un efecto de relieve sale y nos da su mano imaginaria.
El lucífero viaje acaba en el Templo católico del Sagrado Corazón de Jesús , catedral de Puntarenas: edificación de piedra adusta en su sequedad románica. La vemos en contrapicada volando sobre el albor del piso (espejo sin reflejo). A la derecha, intercambian sus aires verdes un árbol de almendro y otro de lorito al que solo le falta hablar (¿de allí su nombre?).
Pensar en los otros. “Deseo contribuir a reforzar la idea de que debemos conservar estos edificios para que disfrutemos todos de su vista”, dice Joan. Él es hijo del pintor Juan Luis Ramírez Vargas y estudia la especialidad de diseño pictórico en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica. En 1999, con 20 años, Joan ofreció su primera exposición individual, en la Casa de la Cultura de Puntarenas.
Desde entonces ha brindado exhibiciones individuales y ha participado en exposiciones colectivas; en total, más de 40. En el 2014, el artista expondrá en cuatro galerías de Panamá; los motivos serán edificios históricos panameños. Ramírez es ilustrador científico del Jardín Botánico Lankester-UCR y ha ganado premios artísticos en Costa Rica, Nicaragua y España (en comic).
“Me gusta la figuración”, confiesa el artista y –claro está– no se refiere a la fatua fama falsa, sino al arte que trata de reproducir las formas del mundo exterior: un árbol, un gato, usted... Su trazo es formal; “formalista” dirán quienes pintan pero no encuentran la forma; es decir, quienes pintan fuera de forma.
Joan Manuel admira a Joan Manuel. “Es mi músico favorito”, dice J. M. Algún día, cuando conozca sus acuarelas, Joan Manuel admirará a Joan Manuel.
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Arte valioso
‘La obra de Joan Ramírez transmite belleza natural humana y universal con una paleta de colores ardientes y de aguas llenas de vivacidad, con figuraciones de escenas y personajes que dialogan con el público para sensibilizarnos del valor de lo nuestro’.
Rodrigo Muñoz Azofeifa, director de Educación Comunitaria del Colegio Universitario de Cartago.
‘Las acuarelas de Joan Manuel Ramírez resaltan el valor histórico y estético del patrimonio arquitectónico costarricense, sin rodeos, empleando técnicas sutiles que transmiten calidez y deseos de aproximarse a mirar con detalle’.
Priscilla Arias Fonseca, historiadora del arte.
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Casas de colores. Patrimonio se brinda en el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Cultural (antes Banco Anglo Costarricense), del centro de San José, frente a la Librería Lehmann, hasta el 22 de diciembre. De lunes a viernes de 8 a. m. a 4 p. m. Teléfono 2010-7400.