El tranvía de San José vivió solo 51 años, pero ese medio siglo fue probablemente la edad de oro del transporte público en la capital.
Los josefinos que circularon por San José entre 1899 y 1950 no sufrieron la tortura diaria de las presas y contaban con un medio de transporte rápido, seguro, eficiente y respetuoso del ambiente para desplazarse en una ciudad que abría sus ojos al desarrollo.
Del tranvía josefino no queda ningún vestigio físico. Sus rieles fueron removidos para dar paso a las calles de asfalto en las que hoy se aglomeran vehículos particulares, autobuses, taxis, motocicletas, bicicletas y peatones.
Como parte del programa: Brunch del patrimonio –organizado por la Alianza Francesa–, un grupo de 35 personas, guiadas por el arquitecto e investigador Andrés Fernández, recorrió a pie parte de la ruta del finado tranvía.
“El 9 de abril de 1899 se inauguró en San José el servicio de tranvía que fue administrado por la empresa Costa Rica Electric Light and Traction Company. Este ha sido uno de los proyectos más visionarios que ha tenido este país pues resolvió las necesidades de transporte en una ciudad pequeña como San José. Su eliminación fue un gran error”, dijo Fernández.
La arteria principal del recorrido se iniciaba en la boca de La Sabana (donde hoy se ubica el monumento a León Cortés), seguía por el actual paseo Colón hasta el Hospital San Juan de Dios. De allí comenzaba otro tramo que atravesaba toda la avenida central, donde hoy hay un bulevar. El arquitecto explicó que la ruta tenía ramales hacia el norte (Guadalupe) y hacia el sur (antigua Estación al Pacífico).
“En 1900 se realizó una ampliación hacia el este en ruta hacia San Pedro del Mojón, lo que es hoy San Pedro de Montes de Oca”, declaró.
Según Fernández, este medio de transporte tuvo una cobertura total de 17.890 metros.
Hoy sobreviven solo unos pocos “testigos” arquitectónicos de los andares del tranvía, entre ellos el Hospital San Juan de Dios, la Catedral Metropolitana, el Mercado Central, el edificio Knöhr, el Museo Nacional (antes, cuartel Bellavista) y la antigua Estación del Ferrocarril al Pacífico. “Con el ascenso al poder de la Junta Fundadora de la Segunda República, se tomó una decisión arbitraria y politizada de eliminar el tranvía en 1950 para darles espacio a los carros..., y vean hoy lo que tenemos”, opinó.