Desde el miércoles 9 de marzo se exhibe, en los Museos del Banco Central de Costa Rica, una obra excepcional en el ámbito de las artes tridimensionales costarricenses. Se trata de Acuátil III , móvil de aluminio y madera, de la autoría de José Sancho (1935), que se despliega suspendido desde el primer nivel del edificio hasta el último de sus pisos, alcanzando una altura de 8 metros.
El trabajo de Sancho, en general, se distingue de la tradición escultórica costarricense por su modo particular de tomar en cuenta la dimensión del espacio como un agente activo en la configuración y el comportamiento de las formas y de los volúmenes; factor que, a su vez, incide en la elección de las técnicas y de los materiales.
Lo interesante de Acuátil III es que se trata, además, de una obra singular dentro del trabajo del artista por varios motivos.
El primero de ellos se relaciona con la incorporación del movimiento. Aunque desde el inicio de su carrera se pueden identificar inquietudes acerca la movilidad de los volúmenes en el espacio, como un elemento estructural de la obra, este no ha sido un recurso que el artista haya trabajado abundantemente.
Acuátil III es uno de los pocos móviles producidos por Sancho a lo largo de su carrera. Su homónimo I –también móvil– data de 1995 y pertenece a la colección de la Fundación José Sancho Benito, mientras que el segundo se diferencia del primero y del tercero porque fue realizado en madera y forma parte de una colección privada.
Estos móviles tratan uno de los motivos predilectos del artista: el cardumen, el cual ha sido trabajado en multiplicidad de ocasiones por Sancho, a través de las técnicas de la talla directa y el ensamblaje. Al tratarse de un conjunto, el cardumen es un motivo que le permite explotar el potencial que ofrecen los módulos triangulares en términos de diseño y de composición.
Otro de los elementos que hacen particular esta obra es el comportamiento oscilante y el efecto de translucidez que deviene del material empleado. Estos elementos fortalecen la evocación al agua, elemento central de esta obra, indispensable para la supervivencia de los cardúmenes, y para la flora y la fauna en general.
La importancia que el recurso hídrico tiene en este trabajo se cristaliza en la configuración vertical y envolvente del móvil. La longitud de la obra es esencial, pues al atravesar verticalmente el edificio semeja una cascada en los bajos de la plaza de la Cultura.
José Sancho es economista de formación. Su oficio como escultor se cultivó de forma autodidacta, con insumos que adquirió a través de sus viajes por el orbe. Desde 1982 se dedica por completo al trabajo escultórico.
Ha realizado numerosas exposiciones individuales en Costa Rica y en el extranjero. Entre las distinciones que ha recibido, se destacan el Premio Áncora en 1976, la Medalla de Oro en el Salón Anual de Escultura, convocado en 1978 por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes y en 1983 por el Museo de Arte Costarricense; el Premio Nacional de Escultura Aquileo J. Echeverría en 1985, y el Gran Premio de la Bienal de Escultura de la Cervecería Costa Rica, en 1997.