Ana Cecilia Sánchez Molina
El domingo previo a la Navidad de 1996, una hormiga grande, roja y de dientes afilados nos envía su saludo desde el suplemento humorístico La Zompopa : “¡Que todos los deseos se descuadernen en un tanate de gajos, pa’ que los pedacillos desparramados lleguen en forma de alegría y alcancen pa’ todo el zompoperío nacional… Feliz Navidá!” –congratula con su dicción descuidada, propia del habla popular–.
Con expresiones e imágenes populares y cotidianas, también navideñas, en situaciones cómicas o irreverentes, el personaje se introduce en el imaginario del costarricense desde la campaña de lanzamiento en febrero de 1995.
“Es folclórica pero no vive en Guanacaste. Es cadenciosa pero no vive en Limón y anda por media calle y no vive en Heredia. ¿Qué será? / ¡Está loca pero no vive en Alajuela. Es cosmopolita pero no vive en San José. Es de altura y no vive en Cartago. Es caliente y no vive en el puerto! ¿Quién será?”.
Concebida como un animal humanizado –lo que remite a su origen esópico–, esta hormiga cabezona que con los años va perdiendo sus rasgos de insecto, no se dedica a cargar las hojas que corta, sino la sangre de los políticos y los personajes del futbol, a quienes “pica” y deja roncha. Su misión: enfatizar los reclamos o denuncias de quienes habitan en el territorio nacional.
“La definimos como el pueblo, como lo que el pueblo quiere decir y no se atreve”, afirma Nano (Allan Fernando Núñez Solórzano). Siendo su representante, la palabra –“su prolífica y viperina lengua”, según el decir de algunos– es su arma poderosa.
Desde la edición dominical de Al Día , la Zompopa nutre los hongos de su nido –futuro alimento de la numerosa colonia para la que vive: “el zompoperío nacional”– de la mano de Nano en la caricatura y de Remo (el compositor musical Rodolfo Emilio Morales Sáenz) en los textos humorísticos. Sus temas predilectos son los mismos del tico: la política y el futbol.
Un hormiguero navideño. Durante el último lustro del siglo XX, el colorido suplemento es parte del obsequio navideño del diario. Así, continúa su tradicional humor irónico entremezclado con figuras y costumbres de la época que impregnan el acontecer nacional con su espíritu, no tan feliz ni solidario.
“¿Y el marchamo qué? ¡Porque el marchamo hay que ponerlo”, increpa enojado un policía a un asombrado San Nicolás mientras le oprime la nariz con el lápiz con el que registra las multas; ‘además no veo su placa, ni su licencia, ni su permiso para andar con esos bichos… ¿El estop , qué me dice del estop ? ¡Mejor le hacemos la alcoholemia!’”, añade a vista y enojo de los renos.
En la primera Nochebuena del suplemento, el dibujo caricaturiza temas de fin de año y los lleva al absurdo en la figura de Colacho.
Con sus risas tristes , La Zompopa anima al pueblo que la lee en una combinación de tradiciones, viejas y nuevas, ligadas a las fiestas navideñas y a la realidad política y social de un pueblo que espera que el año nuevo sea un nuevo año sin las carencias, las dificultades y las injusticias del anterior.
“El humor es cosa seria, yo no ando contando chistes. Se trata de poner una sonrisa en el intelecto, de hacer pensar y transmitir un mensaje”, expresó Nano cuando se anunció el suplemento.
Así, retoma el aguinaldo, las ofertas navideñas y la cara vigilancia, el árbol, los regalos y juguetes, el juego del amigo invisible, los tamales, el gordo navideño, la Teletón, los pedidos a Santa y a los Reyes Magos, los festejos populares, las corridas de toros, el tope, el carnaval y el Festival de la luz, la vuelta ciclística, el licor, la cuesta de enero... y, por supuesto, los “buenos propósitos… a lo tico”:
“Y pa’ este año, sí me portaré bien… Vea que sí: el licor fuera, nada de maltratar a la familia, no mentiré, ni saquearé fondos públicos, no llegaré tarde ni pensaré cosas feas del jefe… Fuera las palabrotas y los sobornos, conduciré con cuidado, nada de telenovelas y… ¿Estás seguro que nadie me oye?”.
“El mentao amigo invisible” recrea el popular e internacional juego. Las viñetas revelan desencuentros y frustraciones más que apoyo y afecto: “El hecho de no caerte bien y de que te haya tocado darme a mí, no te autoriza a ponerle: ‘Al amigo inservible’”, le reclama un hombre a su compañera.
“Suerte que me tocaste de amigo invisible… Me hubiera aburrido solo toda la noche”, monologa un bebedor solitario sentado en el extremo de una banca.
El intercambio de regalos practicado en oficinas, organizaciones, aulas y familias no suele estrechar lazos entre los participantes, quienes esperan su retribución de un “amigo” cuyo rostro descubren al finalizar el juego para continuar siendo invisible. “Mi ‘amigo’ invisible es tan carga que el cacareado regalo, también es invisible”.
Después llega la empinada “cuesta de enero” con sus alambres de púas electrificadas, sus trampas, minas, dinamita y culebras. “¡Feliz año!”, saluda a fines de 1995 el presidente Figueres Olsen volando cerca de la cima de la montaña; al pie, uno de los dos personajes mira hacia arriba y comenta: “Dicen que después de enero, vamos sobre ruedas…”. El otro le responde: “¡Ahora contame el [cuento] de los tres ositos”.
De la pluma de Remo, los desacralizadores villancicos zompopescos parodian otros: “Campana sobre campana / y en la campana un peluche. / El 24 en mi choza, / no habrá tamales de ‘cuche’. // Como está todo tan caro / privarnos de ellos nos duele / la única forma de verlos, / es si salen en tele. // ¡Belén, campanas de Belén! / Los tamales por tele / qué ricos que se ven” ( Villancico de la clase media , 12/12/1999).
En 1997 la popular Zompopa se inscribe humorísticamente en la figura del Defensor Adjunto de los Habitantes, creada en 1992 como parte de la Defensoría de los Habitantes de la República: Defensora adjunta de... “los inundaos / los difuntos / los seleccionaos / los aguinaldos / la navidá / la eficiencia en el Congreso / los indecisos”...
Entonces, la jerarca de la Defensoría, en traje de Superman –el primer y más trascendente superhéroe de los comics – convoca a la Zompopa. Sin condiciones de heroína, pero con solvencia moral (requisito imprescindible para el puesto), la Zompopa alista los “cherevecos” para “salir sopladas […] a verificar anomalías en contra de los usuarios”.
Bajo la imagen de la Defensoría y con humor, el suplemento La Zompopa criticó prácticas nacionales desde la voz del pueblo. Así, promovió la participación democrática de los habitantes y sus derechos.
La autora ha publicado los libros ‘Historia del humor gráfico en Costa Rica’ (Editorial Milenio, 2008) y ‘Caricatura y prensa nacional’ (EUNA, 2002).